¿Y si el Papa excomulga a los narcos?
JAIME SEPTIÉN 26 ENERO, 2016
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Enero 26, 2016
21:40 hrs.
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Al igual que hizo con la mafia italiana, muchos piensan que el Papa lanzará una advertencia contra los narcos
Mahangu Weerasinghe
Para nadie es un secreto que México vive una de las peores crisis de violencia, extorsión, secuestro e inseguridad, causada –sobre todo– por el narcotráfico. Los cárteles de la droga pelean, palmo a palmo, zonas de influencia, cotos de poder, rutas de trasiego y de exportación a Estados Unidos, principalmente, de drogas de todo tipo, comenzando por la marihuana y terminando con las drogas de diseño.
El Papa Francisco enfrentará esta dura realidad los días 16 y 17 de febrero próximos cuando visite Morelia, la capital del convulsionado Estado de Michoacán (donde surgió el cártel de “La Familia Michoacana” y el de “Los Caballeros Templarios”, entre otros) y Ciudad Juárez, cuna del Cártel de Juárez, uno de los pioneros en el trasiego de drogas en la frontera norte de México.
Como sucede en la mafia italiana, entre los narcotraficantes mexicanos existe una mezcla de sincretismo religioso y cercanía –supuesta—con santos a la medida de los narcos, como “San Malverde” o derivaciones como el culto a la “Santa Muerte”. De ahí que muchos estén pensando en la posibilidad de que el Papa Francisco lance una dura advertencia contra quienes participan en esta guerra con miles de muertos en los últimos 10 años.
La tradición viene de lejos. El 21 de noviembre de 1982, san Juan Pablo II, durante su visita apostólica a Palermo, Italia, dijo que la mafia “tendrá que combatirse sobre todo mediante una paciente formación de las conciencias”. De nueva cuenta, en Agrigento, en 1993, san Juan Pablo II volvió a denunciar a la mafia siciliana, la Cosa Nostra. (En respuesta, fueron dinamitadas dos iglesias de Roma).
En Agrigento, el Papa, visiblemente enfadado exclamó: “El pueblo siciliano, tan arraigado a la vida, que ama y da la vida, no puede vivir siempre bajo la presión de una civilización contraria, de la muerte. Hace falta la civilización de la vida. En nombre de Cristo crucificado y resucitado, que es camino, verdad, y vida, me dirijo a los responsables: ¡Conviértanse, un día vendrá el juicio de Dios!”.
También Benedicto XVI, en octubre de 2010, hizo un llamado a los jóvenes sicilianos en Palermo: “No cedan a las sugestiones de la mafia, que es un camino de muerte, incompatible con el Evangelio”.
Y en 2014, ante cien mil personas en la llanura de Síbari -región de Calabria- Francisco, durante su homilía en la Misa celebrada en la catedral de Cassano, hizo lo que ya era un clamor mundial, excomulgó a los mafiosos: “La ‘Ndrangheta es esto: adoración del mal y desprecio del bien común. ¡Este mal hay que combatirlo, hay que alejarlo! ¡Es preciso decirle que no! La Iglesia, que sé que trabaja tanto en la formación de las conciencias, debe esforzarse cada vez más para que el bien pueda prevalecer. Nos lo piden nuestros chicos, nos lo demandan nuestros jóvenes necesitados de esperanza. Para poder responder a estas exigencias, la fe nos puede ayudar. Los que sigan en su vida los caminos del mal, como son los mafiosos, no están en comunión con Dios: ¡Están excomulgados!”.
Antes, en marzo de 2014, en el encuentro, organizado por la fundación antimafia Libera, en Roma el Papa Francisco había dicho a los mafiosos: “El poder y el dinero que tienen ahora por muchos negocios sucios, por crímenes mafiosos, está lleno de sangre. ¡Conviértanse, aún están a tiempo de convertirse y de no ir al infierno!”.
Una llamada de este calibre, quizá sí que podría cambiar los corazones de los narcotraficantes mexicanos. Y de los que se asocian a ellos en el negocio de la muerte.
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