Un hombre me hizo tocarlo en el Metro

Nunca pensé escribir sobre esto y es que, la verdad, cuando hago notas acerca del acoso sexual o veo casos en la televisión sobre ello, lo veo muy lejano a mi entorno. Hoy comprobé que no es así.

Iba de camino al trabajo a las 9 AM en la línea azul dirección Taxqueña. Como de costumbre, la cantidad de gente en el transporte era regular, no había demasiada pero tampoco estaba vacío.

Luego de abordar en la estación Tacuba, sentí que un hombre estaba demasiado cerca de mí, pero lo dejé pasar pues el vagón no iba vacío y consideré que estaba así porque no quería estorbar. Yo llevaba mis manos abajo pues iba sosteniendo una bolsa.

Poco tiempo después, comencé a sentir algo extraño rosando mi mano, voltee hacia abajo y…¡era su pene erecto!

La verdad es que en ese preciso momento pasaron por mi cabeza miles de cosas, como gritar, patearlo, jalar la palanca de emergencia o hasta jalarle el aparato reproductor; pero debo confesar que la sensación de asco e incredulidad me paralizó.

Obvio, luego de reaccionar, lo empujé y le dije ’¿qué pedo?’; él, de forma rápida, se movió hacia un lado y se cambió de vagón. Nadie hizo nada y sólo otro chavo me preguntó si estaba bien pues seguramente mi cara de susto y odio delataba mi incomodidad.

Pero, ¿hasta qué punto las mujeres debemos ser frágiles princesas?

Bien dicen que hasta que no lo vives, puedes hablar de ello. Hoy me pasó a mí que tengo la posibilidad de externarlo pero me pregunto, ¿cuántas mujeres viven situaciones de acoso sexual y se quedan calladas?

Sí, las mujeres debemos aprender a defendernos o a actuar eficazmente en este tipo de situaciones, pero quién educa a los hombres inculcándoles que NO deben acosar, que el sexo femenino no tiene la ’responsabilidad’ de satisfacerlos sexualmente o que todos MERECEMOS RESPETO.

¿Cuáles son las cifras y qué se debe hacer?

La Directora General del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres DF), Beatriz Santamaría Monjaraz, afirma que de enero de 2008 al 12 de noviembre de 2013, se han atendido 1,902 casos por los delitos de acoso sexual, abuso sexual y otros tipos de violencia en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, en los que el 94 por ciento de las víctimas son mujeres.

Si sufres de acoso sexual en este medio de transporte, las recomendaciones son las siguientes:
Alza la voz: Quedarnos calladas sólo hace que los perpetradores crean que se salieron con la suya y sigan repitiendo ese patrón con muchas más mujeres. Lo mejor es que grites o hagas pública tu incomodidad para que algún otro pasajero te ayude. Llegando a la estación próxima, intenta buscar a un vigilante para informarle lo que sucedió y lleven al implicado al Módulo de Atención y Denuncia ubicados en las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro: Pino Suárez, Balderas, Pantitlán, Hidalgo, Guerrero y Taxqueña.
Jala la palanca de emergencia: Si de plano nadie te ayuda, lo mejor es jalar la palanca de emergencias para que en la próxima estación, de inmediato, un policía se acerque a tu vagón y denuncies al implicado.

Mi conclusión:

Pasé por una montaña de emociones, desde asco, repulsión, enojo y hasta tristeza por vivir en un país en el que en pleno siglo XXI siga sucediendo esto.

No puedo decir que la solución vendrá de un día para otro, pero sí me gustaría ayudar a que esto deje de pasar diciéndoles a las mujeres que nada ganamos si nos quedamos calladas. Hoy me sucedió a mí, pero mañana puede ser a alguien que no tenga la oportunidad de darlo a conocer y así, el silencio, sea nuestra peor condena.