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En las nubes

Pedro Páramo y El Llano en Llamas (uno, dos y tres)

Carlos Ravelo Galindo

Pedro Páramo y El Llano en Llamas (uno, dos y tres)

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Julio 29, 2016 22:02 hrs.
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Debo reconocer la verdad que mi sobrina Carmelita Ravelo Fernández de Lara acaba de decirnos: ’No hay gente bien nacida, que no sea agradecida’.
Pero esto solo es un pequeño testimonio en lo que pretendemos narrar, por la ayuda de cuatro presidentes municipales de las poblaciones en que nació, vivió, estudió y escribió, Juan Rulfo, sus tres libros, El Llano en Llamas (Quince cuentos). Pedro Páramo. Y El Gallo de Oro. Las únicas.
Vamos a nombrarlos juntos.
De Sayula, don Jorge Campos Aguilar. San Gabriel, don César Augusto Rodríguez. Tuxcacuesco, don José Guadalupe Fletes Araiza. Y de Tonaya, don Librado Vizcaíno Alvarez.
Cuatro Municipios de los 125 que hay en el estado de Jalisco. Enclavados en la Sierra Madre Occidental. Donde el suelo y el cielo se unen en las nubes, que descargan chaparrones y tienen la vegetación verde. Casi siempre. Al menos ahora. Y en paz, tan difícil encontrarla hoy, en otros rumbos del país.
Los cuatro funcionarios, de distintos filiaciones políticas, unieron esfuerzo y a través de una coordinadora, Irma Salamanca, bella ella, culminaron ’la ruta cultural Juan Rulfo’. Que nos tocó a nosotros inaugurar por ser de cultura, no de política. No cabe duda.
La directiva del Club Primera Plana fue invitada por las setenta asociaciones de periodistas del país, a través de su Federación de Asociaciónes de Periodistas Méxicanos (FAPERME) y del Colegio Nacional de licenciados en periodismo, a integrarse a la comitiva. Compartimos el honor de acompañarlos como también a nuestros anfitriones periodistas de Jalisco:
Don Moisés Mora Cortes, presidente del club de Periodistas de Jalisco, y don José Adrian Rangel Guerrero, presidente de la Asociación Nacional de periodistas de Prensa, Televisión y radio.
’Pero el repique duró más de lo debido. Ya no sonaban sólo las campanas de la iglesia mayor, sino también las de la sangre de Cristo, la de la Cruz Verde y tal vez la del santuario. Llegó el mediodía y no cesaba el repique’, está en Pedro Páramo.
En sus cartas a Clara leímos a Rufo decirle ’Desde que te conozco hay un eco en cada rama que repite tu nombre. En las ramas altas, lejanas. En las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas de agua’
Claro que rufo era un hombre que amaba a su mujer. Pero después la vida, con su muerte, se interpuso.
Juan Rulfo nació el 16 de mayo de l917, en la casa familiar de Apulco, Jalisco. Pero se registró su nacimiento, por obvias razones, en la ciudad de Sayula, donde conservan su acta de nacimiento.
Sí, la ciudad de Sayula, la del ánima de Sayula, que tuvo a bien presentárnosla su alcalde, ante el aplauso de colegas y otros concurrentes.
Murió Rulfo en la ciudad de México, antes Distrito Federal, el 7 de enero de 1986. Hablamos del escritor, no del ánima, por supuesto.
Pedro Páramo iniciaba: ’Fui a Tuxcacuesco, no vine a Comala, y se iba a llamar Los Murmullos’. Originalmente la novela así lo decía, en tanto que en la edición más común, que casi todos conocemos dice ’Vine a Comala’.
Cuando escribe fui, significa que estaba de regreso. Obvio. Cuando dice vine, significa estar ahí.
Nos recuerda don Teodoro Rentería Arróyave que el premio nobel de literatura, Gabriel García Máquez, en 1994 expresó de Juan Rulfo:
’No había acabado de escapar al deslumbramiento cuando alguien dijo que yo era capaz de recitar de memoria párrafos completos de Pedro Páramo. La verdad iba más lejos: podía recitar el libro completo, al derecho y al revés, sin una falta apreciable, y podía decir en qué página de mi edición se encontraba cada episodio’
Vivió Rulfo en la pequeña población de San Gabriel.
La temprana muerte de sus padres, en 1923 su padre, y en 1927 su madre, obligaron a sus parientes a meterlo a un internado en Guadalajara, la capital de Jalisco, hoy por moderna, irreconocible.
Pero, llena de bellísimas damas. Hago constar que soy enemigo de los adjetivos calificativos. Pero aquí se valen, palabra. Conocimos a doña Guadalupe, de hermosa voz, madre de una concertista de mariachi.
Estamos emocionados por el recorrido. Mañana, si nos lo permiten, seguiremos nuestra ofrenda narrativa.
craveloygalindo@gmail.com




En las Nubes

Pedro Páramo y El Llano en Llamas (dos)


Carlos Ravelo Galindo
Juan Rulfo regresó a San Gabriel. Frente al curato vivió. Entró en contacto con la biblioteca del sacerrdote, depositario, en tiempos cristeros, del poco o mucho acervo cultural. También eclesiástico. Y nunca olvidó esas lecturas. Obviamente esenciales en su formación literaria.
Algunos destacan, como costumbre, que su orfandad temprana fue determinante en su vocación artística. Pasaron por alto, como sucedió, que los libros leídos en su mocedad tendrían un peso específico mayor en la literatura escrita.
’El paisaje que corresponde a lo que yo escribo, es la tierra de mi infancia. Este es el paisaje que yo recuerdo. Es la atmósfera que de ese pueblo en que viví, lo que me ha dado el ambiente. Ubicado en ese lugar, me siento familiarizado con personajes que no existieron o que quizá sí’ expuso en sus cuentos de El Llano en Llamas’
Recorrimos, durante horas esas cuatro ciudades, (Sayula, San Gabriel, Tuxcacuesco y Tonaya) plagadas de historia jaliscience.
De reminiscencias que sus habitantes platican, y sus alcaldes Jorge Campos Aguilar, César Augusto Rodríguez, José Guadalupe Fletes Araiza y Librado Vizcaíno Alvarez lo harán durante mucho tiempo, a quienes los visiten. Nosotros, por ejemplo.
Es el campo mexicano. Bello, desaprovechado. Tramos, no muchos, con Agave azul. Que emociona al pasaje de los dos autobuses en que viajamos.
Nos dicen que la ’Comala de Rufo’, es la ciudad de San Gabriel. De sus personajes, lugares, tradición surge la inspiración que llevara al escritor a sus grandes obras: Pedro Páramo y ’El Llano en Llamas’. Y a la tercera, la última, ’El Gallo de Oro’, editada en 1980.
Nadie olvida que el escritor argentino Jorge Luis Borges, aseveró: ’Pedro Páramo es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aún de la literatura’.
Y se quedó corto, diría don Raúl Gómez Espinosa.
A mediados de los años cuarenta, nos relatan, comienza su relación amorosa con Clara Aparicio, de la que queda el testimonio epistolar –publicado en el año dos mil en ’Aire de las colinas. Cartas a Clara---, y con quien contrae enlace en 1948. Tienen hijos, pero nadie dice de ellos.
Juan Rulfo escribe, para no decir habla, en su novela Pedro Páramo:
’La Media Luna estaba sola, en silencio. Se caminaba con los pies descalzos; se hablaba en voz baja. Enterraron a Susana San Juan y pocos en Comala se enteraron. Allá había feria. Se jugaba a los gallos, se oía la música; los gritos de los borrachos y de las loterías. Hasta acá llegaba la luz del pueblo, que parecía una aureola sobre el cielo gris. Porque fueron días grises, tristes para la Media Luna
’Don Pedro no hablaba. No salía de su cuarto. Juró vengarse de Comala:
--Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre. Y así
lo hizo’
Años antes, en uno de sus cuentos de El Llano en Llamas, Rulfo, escribe, en ’Nos han dado tierra’:
’Nos dijeron: Del pueblo para acá es de ustedes. Nosotros preguntamos. ¿El llano? Sí, el llano. Todo el Llano Grande’
Como también en ’En la madrugada’, al hablar de su pueblo, de su ciudad: ’San Gabriel sale de la niebla húmeda de rocío. Las nubes de la noche durmieron sobre el pueblo en busca del calor de la gente’.
O ’No se sabe si las golondrinas vienen de Jiquilpan o salen de San Gabriel. Solo se sabe que van y vienen en zigzag, mojándose el pecho en el lodo de los charcos sin perder el vuelo’
Y también: ’Oye las campanadas del alba en San Gabriel y se baja de la vaca arrodillándose en el suelo y hace la señal de la cruz con los brazos extendidos’
Una huelga en la Universidad de Guadalajara le impide inscribirse en ella. Viaja al Distrito Federal. Al no revalidar los estudios realizados en Jalisco, le impide ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México.
Pero asiste como oyente a cursos de historia del arte, en la facultad de Filosofía y Letras. Se convierte así en un muy serio conocedor de la bibliografía histórica, antropológica y geográfica de México.
Son temas que, según estudio minucioso de su obra literaria y fotográfica, le permiten sus textos y la labor editorial, que les dedicó.
Durante buena parte de la década de los treinta y cuarenta, viaja por el país. Trabaja en Guadalajara o en la Ciudad de México. Y a partir de 1945 comienza a publicar sus cuentos en dos revistas: América, en el Distrito Federal. Y Pan, en Guadalajara.
La primera lo confirmó como escritor. Pero ya lo era desde 1930. Así como fotógrafo. Pero pocos lo sabían.
Decía, escribía, en ’Pedro Páramo’: ’Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y hojas, como una alcancía en donde hemos guardado nuestros recuerdos, sentirás que allí uno quisiera vivir para la eternidad. Nos lo recordó la escritora y poeta doña Rosa Chávez. Jaliscience ella.
Mañana, otro poquito de Rulfo
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En las Nubes

Pedro Páramo y el Llano en Llamas (tres y fin)
Carlos Ravelo Galindo

El 16 de mayo de 2017 Jalisco, todo, conmemora el natalicio de su escritor Juan Rulfo. Cien años nada menos, nos recuerda el poeta y escritor Pablo Rubén Villalobos Fernández. Y nosotros, los periodistas, también, reitera Raúl Teodoro Rentería Villa, presidente de Fapermex, nuestro anfitrión.
Seguir en tránsito por la Sierra Madre Occidental, para llegar a los pueblos que conocieron a Juan Rulfo, implica la obligación de no desdeñar información alguna.
Y contemplar este paisaje secular invita a la imaginación. Hoy verde como los ojos del escritor. Conocerlos como en los cuentos en El Llano en Llamas lo dibujó, quien es ahora personaje mundial, igual que sus coterráneo don Blas Galindo. Y José Mojica, cantante. Fallecido en Lima Perú, luego de muchos años de impartir la fe católica, como sacerdote.
En sus siete cuentos y ocho más que después se le añadieron, sin mucha dificultad nos invita Juan Rulfo, a conocer los vericuetos de tiempo atrás. Como si hoy fueran parte de la misma.
Conocido por sus escritos recibe en 1952 la primera de dos becas consecutivas que le otorga el Centro Mexicano de escritores, fundado por la estadounidense Margaret Shedd. Ella fue, nos refieren, sin duda la persona determinante para que Rulfo publicara en 1953 El Llano en Llamas, en donde, repetimos, reúne siete cuentos ya publicados en América e incorpora otros ocho, nuevos.
Pedro Páramo, la editan en 1955. De esta novela se publican tres adelantos en 1954. Lo hace en las revistas Las Letras Patrias. Universidad de México y Dintel.
En 1958 termina de escribir El Gallo de Oro. Pero no se publica hasta 1980. Seis años antes de su muerte.
Mas adelante, en 2010, con correcciones para eliminar errores e inconsistencias, previamente conocidas, aparece esta breve obra.
Una a una recorremos las cuatro poblaciones que se han unido, gracias a la perseverancia por evidenciar la cultura que existe en ellas, en el ’Recorrido Rulfiano’.
Cada Edil, Jorge Campos Aguilar, en Sayula. César Augusto Rodríguez, en San Gabriel, José Guadalupe Fletes Araiza, en Tuxcacuesco y Librado Vizcaíno Alvarez, en Tonaya, nos invitan a disfrutar sus vinos, sus comidas tradicionales. Su música. Pero sobre todo su bonhomía. Con un solo protocolo: hablarnos con la verdad y de tu a tu.
Y doña Irma Salamanca, junto con Lupita, cuya hija es integrante de un grupo musical mariachi, nos invitan a un recorrido literario del Llano en Llamas:
La casa de Juan Rulfo (La muerte de su padre) ’Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras…
Casa de huéspedes (La casa de Eduviges Dyada) ’Buenas noches, me dijo. La seguí con la mirada. Le grité. Donde vive doña Eduviges. Y ella señaló con el dedo. Allá, la casa que está junto al puente. Me di cuenta que su voz estaba hecha de hebras humanas, que su boca tenía dientes y una lengua que se trababa y destrababa al hablar. Y que sus ojos eran como todos los ojos de la gente que vive sobre la tierra….
El Puente-Galápago (La expiación del padre Rentería) ’El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche en que la dureza de su cama lo tuvo despierto y después lo obligó a salir. Fue la noche en que murió Miguel Páramo….
La Sangre de Cristo (La muerte de Susana San Juan) ’Yo. Yo vi morir a Susanita. ¿Qué dices, Dorotea? Lo que te acabo de decir. Al alba, la gente fue despertada por el repique de las campanas. Era la mañana del ocho de diciembre. Una mañana gris. No fría, pero gris….
La Loma (Donde volábamos papalotes) ’El agua que goteaba de las tejas hacía un agujero en la arena del patio. Sonaba plas, plas y luego otra vez plas, en mitad de una hoja de laurel que daba vueltas y rebotes metida en la hendidura de los ladrillos…
Puente Nuevo (Es que somos muy pobres) ’Apenas ayer cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río. El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido, y sin embargo, el estruendo que traía el río me hizo despertar enseguida y pegué el brinco de la cama con mi cobija en la mano…
El Santuario (Colegio de las Madres Josefinas) ’En este colegio fue inscrito el niño Juan Nepomuceno Pérez Vizcaíno y su hermano mayor Severiano. Era un colegio católico al frente del cual se encontraban madres venidas de Francia conocidas como ’Madres de la Orden de las Josefinas’. Sufrieron las consecuencias de las persecuciones anticlericales del presidente Calles. Cerraron El Colegio y las madres fueron enviadas de regreso a su patria…
Plaza de Armas (En la madrugada) ’San Gabriel sale de la niebla húmedo de rocío. Las nubes de la noche durmieron sobre. Buscan el calor de la gente. Ahora está por salir el sol y la niebla se levanta despacio, enrrolla su sábana y deja hebras blancas encima de los tejados. Un vapor gris, apenas visible, sube de los árboles y de la tierra mojada atraído por las Nubes, pero se desvanece enseguida…
Estos cuatro pueblos mágicos, en donde aún sus habitantes, al anochecer, salen a sentarse afuera de sus moradas, para recibir el fresco, y saludar a quien frente e ellos pasa. En este caso, nosotros, son ejemplo de la concordancia, fraternidad que como muestra, puede darse a la actual ’civilización.
Cuatro alcaldes, de diferentes partidos políticos, se olvidan de rivalidades y enfrentan, unidos, ante el beneplácito de la gente, el reto de crear un recorrido cultural, que casi un centenar de periodistas, reporteros, fotógrafos, escritores, de todo el país, que aglutina la Federación de Asociaciones de periodistas de la República Mexicana y el Club Primera Plana, conocimos
Esta modesta contribución periodística recibió previamente en premio durante el desayuno y comida, manjares de la región: la birria, el pepián, el bote (mezcla de diferentes carnes), los tamales y las enchiladas. Las tostadas. Las garnachas. Y ya no recuerdo qué más. Todo de primera.
Acompañadas del atole, el ponche, en la mañana. Por la tarde el tequila, que aquí le llaman mezcal. La ’Faustina’, mezcla de diferentes vinos (un peligro para los que desconocen el valor del trago, caen en sueño profundo y al no recordar que su esposa guardó su cartera, gritan ’al ladrón, al ladrón’)
Frutas, cajetas, ates, encurtidos dulces. En fin, un paraíso gastronómico este rincón de Jalisco, encumbrado en la Sierra Madre Occidental.
Gracias a ellos y a ellas, las bellas.
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