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No es un asunto de campañas publicitarias, es la economía pen…sémoslo


No es un asunto de campañas  publicitarias, es la economía pen…sémoslo

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Abril 11, 2016 09:55 hrs.
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Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com


Al parecer hay quienes continúan con la creencia de que cualquier mal social o económico puede arreglarse con una buena campaña publicitaria o, para no lucir como provenientes de la era paleozoica, de ’comunicación social.’ En ese contexto, algunos estiman que basta con encontrar un buen vocero y no hay realidad, sin importar su grado de negatividad, que mediante un bombardeo mediático acabe con cualquier tipo de cochambre y termine por lucir, como apuntaba el comercial antiguo, ’rechinando de limpio.’ Con certeza usted, lector amable, se habrá de preguntar del porque este escribidor trae este tema a colación. Sí nos acompaña a lo largo de este escrito encontrara la respuesta.
Hace unos días, el único quien fuera nuestro maestro tanto en la vida académica como en la profesional, Jerónimo Ramos Sáenz Pardo, nos indicaba acerca de una columna, ’México y Trump,’ aparecida en uno de los diarios nacionales, al tiempo que nos inquiría: ’¿Cuál es tu opinión? Al revisar la pieza, encontramos que, para el autor de ella, los problemas por los que actualmente atraviesa México y los mexicanos en su relación con los EUA son derivados de que los gobiernos de nuestro país, desde la época de Zedillo hasta la actual, no se preocuparon por continuar con la estrategia de relaciones públicas y mediática que se tuvo durante el tiempo en que era negociado y tras la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN). Cuando leímos eso, como diría aquel personaje de Los Polivoces, no sabíamos ’si ponernos a reír o a llorar.’ Al parecer, para algunos, todo lo que sucede en el mundo es un asunto de percepción, mientras olvidan que más allá de cómo se vean las cosas, como dirían en el pueblo, ’la realidad es canija’ y, nosotros señalaríamos, no sabe de versiones edulcorantes. Repasemos que ha sucedido desde aquellos días en que creíamos que el TLCAN nos ayudaría a recuperar la senda extraviada, no necesariamente mediante una campaña publicitaria.
Tras de firmarse el TLCAN, el Presidente Carlos Salinas De Gortari estimaba que había puesto la primera piedra para que, bajo el modelo económico propuesto, el país volviera a crecer y desarrollarse. La parte económica estaba en proceso, pero a ella era necesario incorporarle un componente social alternativo que permitiera hacer el ajuste y los cambios requeridos entre la mayoría de la población que no estaba preparada para lo que venía. En ese contexto, fue que nació la candidatura de Luis Donaldo Colosio Murrieta quien, a pesar de lo que algunos digan, jamás rompió con quien lo creó de la nada, ni tampoco su autor fue quien lo destruyó. Para algunos, la campaña no prendía. Sin embargo, en el México real, en el de todos los días, en el de a pie, el candidato ganaba adeptos a raudales entre todos los estratos sociales. A la par, el Presidente Salinas De Gortari insistía en que, al final de su mandato, habría de jugar en las ligas mayores internacionales. Con el TLCAN en marcha, parecía que nuestra economía habría de consolidarse. Todo apuntaba de que, para finales de 1994, tendríamos un líder a nivel local, un protagonista en el entorno mundial y una economía mexicana en crecimiento. O para decirlo en términos publicitarios de antaño con ’Choko Milk y una dieta bien balanceada,’ México y los mexicanos lucirían una imagen ’fuerte, audaz y valiente.’ Sin embargo, esas eran nuestras perspectivas domésticas, a nivel global los lineamientos eran otros y una a una fue convirtiéndose en añicos. En diciembre de 1994, nos convertimos en el ’efecto tequila’ y en 28 días lo avanzado en seis años quedó hecho polvo y no precisamente de aquel detergente ’Fab’ cuyo slogan era que al utilizarlo usted ’no tiene que trabajar.’ Mucho era lo que habría de laborarse para salvar una crisis que nada tenía de ser provocada por la carencia de una buena política de comunicación social. Pagábamos el costo de que alguno intentara apartarse del papel que le había sido asignado.
Con la crisis encima, el Presidente Ernesto Zedillo Ponce De León hubo de adoptar el rol de economista para el cual estaba asignado originalmente. Primero, tuvo que negociar un rescate en condiciones adversas con el Presidente William Jefferson Clinton. Este utilizó los instrumentos de que disponía y decidió hacernos el préstamo requerido para solventar el problema y aun cuando él, según nos lo diría muchísimos años después, ’estaba muy orgulloso de haberlo hecho’ y ’esa fue una de las mejores decisiones que tomé durante mi gobierno,’ al final de cuentas no hizo sino administrarnos un ’Mejoral,’ el cual permitió ’baja[r] la fiebre y alivia[r] el dolor.’ Y sí, la economía mexicana logró crecer 5.76 por ciento en 1995, pero la inflación fue de casi 52 por ciento y con tal de salvar al sistema bancario, las clases medias y bajas tuvieron que renegociar sus hipotecas. Efectivamente, el Presidente Zedillo supo manejar la macroeconomía y lograr un crecimiento económico promedio anual de 5.21 porciento. Sin embargo, para el año 2000, el número de personas de origen mexicano viviendo en los EUA era de 9.2 millones. Pudo más la realidad, la gran mayoría de ellos, antes que morirse de hambre, prefirieron irse de ilegales. Y ni modo de cubrir aquello con una buena campaña publicitaria y decirles que ’un vaso de vino quita la pena y un vaso de sal de uvas picot quita la pena del vino.’ Aunado a todo eso, hubo otro costo no conocido entonces, pero el cual habríamos de pagar y muy caro.
En medio de una bien montada campaña mediática, les vendieron a los crédulos algo que ya habían determinado en otro lado, ’la democracia’ nos habría de traer prosperidad. De esa manera arribó Vicente Fox Quesada a fingir como presidente. Él sí estimó que gobernar era vender ’la chispa de la vida’ y metió al país en un tobogán. Como muestra de que era un firme creyente en la publicidad, mandó imprimir el vergonzante panfleto ’Guía del Migrante Mexicano’ en el cual daba consejos de cómo sobrevivir la ilegalidad al cruzar y vivir bajo esa condición en los EUA. Solamente le faltó buscar un patrocinador y plantar por ahí: ’Sí el calor está agobiante, gansito helado.’ Durante su sexenio, la economía crecería a un promedio anual de 2.23 por ciento, pero eso sí estaba orgullosísimo de que gracias a sus esfuerzos, los mexicanos viviendo en los EUA, legal e ilegalmente, habían remitido a México durante esos años un total de 99.4 miles de millones de dólares. A la par, con sus dislates, convirtió a la otrora orgullosa política exterior mexicana en una caricatura. Al final, sus publicistas acabarían negando haber tenido nada que ver con su llegada. Y fueron a tomarse un alka seltzer creyendo en el comercial que rezaba: ’alivia el dolor de estómago y el dolor de cabeza también.’ Aquello resultó en una indigestión.
Al arribar al frente del ejecutivo, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa habría de sumir al país en el caos. Las cosas iban tan bien que para el 2008, el número de mexicanos viviendo en los EUA era de 11.4 millones, de los cuales 6.5 millones lo hacían ilegalmente. De no haber sido por la recesión estadounidense de 2008 probablemente el país se habría vaciado. A ello, hubo de agregarse un éxodo silencioso pero significativo de profesionales y miembros de las clases medias quienes optaron por largarse, porque aquello no era de colocarse una band-ita para cubrirse ’heridas leves, raspones y cortaduras,’ era un asunto de supervivencia. Aun cuando la economía durante el sexenio creció en promedio a una tasa mayor que el anterior, 3.06 por ciento, esto no alcanzó para cubrir las demandas de la población. Sí las cosas no pasaron a mayores fue porque las remesas que los mexicanos en el exterior enviaron continuaron creciendo hasta alcanzar 139.1 miles de millones de dólares durante el sexenio el cual al final se caracterizó por semejarse a los personajes del, hoy ya vetusto, Cancionero Picot. Otra vez con la economía exhibiendo una tendencia decreciente y los excedentes petroleros mal utilizados, bueno, al menos para la nación, optamos por apostar a un ’remix.’
Efectivamente, cual brillantina Palmolive, aquello parecía ofrecer ’un nuevo brillo [al] cabello y deja[r] [el] cabello seductor,’ pero pronto la decepción apareció. Sí bien el Presidente Enrique Peña Nieto realizó las reformas económicas que desde hace años se venían intentando, la situación económica mundial vino a complicar todo, además de que la economía a nivel doméstico sigue bajo la premisa de que no hay que no hay que gastar pues puede dispararse la inflación. Con el precio del petróleo caído y las remesas, rondan los 70 mil millones de dólares en tres años, posicionadas como la fuente principal de divisas, hubo que recurrir a la magia de las exportaciones agrícolas para cubrir las apariencias. Y en medio de todo ello, de pronto la política exterior mexicana decidió inmiscuirse en los asuntos hogareños del vecino.
La dinámica que actualmente se vive en la política estadounidense se deriva de un asunto económico y no de percepción hacia el país. Existen allá cerca de siete millones de mexicanos quienes entraron ilegalmente a ese país y compiten por puestos de empleo que son escasos en una economía que, a pesar del maquillaje, no anda bien y se sostiene en gran parte gracias a la velocidad de la maquinita de imprimir billetes. El que el precandidato republicano, Donald Trump haya tomado como bandera el discurso anti ilegales es una forma de dar voz a un amplísimo sector del electorado estadounidense que ve como su calidad de vida se va por el caño. Sin embargo, en nuestro país tendemos a jugar al maniqueísmo y dividir a los estadounidenses entre los ’buenos,’ los demócratas y los ’malos,’ los republicanos. Ni una cosa, ni otra. Los miembros de ambos partidos responden a intereses económicos similares. Hay algo que en México es desconocido, la denominada ’plantación demócrata.’ Bajo esa perspectiva, sí el mexicano es de pocos recursos económicos e intelectuales y se comporta sumiso, entonces es bueno. Es susceptible de que el patrón benevolente lo proteja y le otorgue ciertas prebendas. Pero hay de aquel que no exhiba carencias económicas o intelectuales y demande un trato de igual, en ese momento el ’demócrata’ asume el papel de dueño de la plantación y busca por todos los medios destruir al rebelde. Hoy todos criticamos el discurso de Trump y lo hacemos responsable del odio hacia los mexicanos. Sin embargo, no nos percatamos que la actitud antimexicana ha venido incrementándose desde hace por lo menos una década cuando este personaje andaba dedicado a sus negocios. Lo que hoy prevalece en mucho es consecuencia de que la economía estadounidense no ha marchado bien y de que las fuentes de empleo han emigrado primero hacia México y después a China y otros países de oriente. Y ni modo que con una campaña mediática vaya nuestro gobierno a revertir esa percepción.
Una perspectiva que nuestra clase gobernante, a lo largo de los últimos tiempos, ha ayudado a edificar al adoptar una actitud sumisa creyendo que en esa forma ha de ganar respeto. Olvidan, o no lo saben, que la política exterior mexicana ganó su prestigio por saber comportarse con dignidad y conocer cuál era su papel en el entorno mundial. Es vergonzoso que hoy las autoridades mexicanas anden exigiendo que se regularice el status migratorio de los cerca de siete millones de mexicanos que viven en los EUA ilegalmente, mientras claman que todos son unas víctimas inocentes. Ni todos santos, ni todos delincuentes como son pintados por el ciudadano Trump, la distribución es variada. Sí tan preocupados están nuestros gobernantes por los paisanos en el exterior, ¿Por qué mejor en lugar de andar mendigando que otros se preocupen por los nuestros, no instrumenta un programa de repatriación asegurándoseles empleos bien remunerados y condiciones de vida dignas? Después de todo, estamos seguros de que eso abunda aquí, no hay día en que no se nos anuncie que ’chorrocientos’ millones de dólares habran de invertirse en tal o cual proyecto, que las exportaciones de x o y sector crecieron a niveles nunca vistos, y que por consiguiente el nivel de desempleo en México es menor al de EUA. Cuando criticamos que no se les perdone el haber infringido la ley, y que conste que estamos perfectamente conscientes de que nadie se larga de su país por el puro gusto de hacerlo, nos preguntamos: ¿Cuál sería la actitud que adoptaríamos en el hipotético caso de que tuviéramos 2 o 3 millones de centroamericanos viviendo ilegalmente en nuestro país y demandando que los convirtiéramos en mexicanos a la voz de ya? Ya se han dado muestras con muchos menos y las posturas no han sido muy diferentes a lo que hoy observamos en los EUA.
Los problemas que hoy enfrentan el gobierno y la economía mexicana no son resultado de una campana de relaciones públicas fallida, es una consecuencia de no haberse diseñado una estrategia económica para ver cómo nos íbamos a insertar en el contexto mundial, más allá de ser un país maquilador. Sí, ya sé que nos van a decir que fuimos víctimas y que poco podíamos hacer, pero eso no es excusa. Recursos los hubo a pasto, vía excedentes petroleros, durante los dos sexenios del panismo y aun es fecha de que no sabemos a dónde fueron a parar. En el caso de la administración actual, creyeron que con sacar las reformas estas marcharían por sí solas y nunca entendieron que sus efectos, si algún día son positivos, serian de mediano y largo plazo. Mientras tanto había que hacer algo para incentivar el entorno doméstico, pero se quedaron pasmados y ahora no saben cómo enfrentar la problemática. Ya sabemos que esto no se trata de ’lave, exprima y tienda,’ las cosas son un poco más complicadas, pero de seguir por donde van lo único que podrán asegurarnos es de que ’…sin kleenex, [los mexicanos] no [podamos] vivir.’ No es un asunto de una campaña publicitaria, es la economía pen…sémoslo. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (1): Vaya empezando la colecta de llaves para erigirles un monumento tanto al premio Nobel de alquiler como al encargado de la SEDUVI en la CDMX. El primero, mientras continua prestándose para justificar, no de gratis por supuesto, cuanta sonsera se les ocurra a las autoridades mexiqueñas , acaba de descubrir que el ’uso del automóvil no nos conviene…si el transporte público fuera de primera calidad y llegáramos rápido al lugar de trabajo, la calidad de vida sería mejor.’ El segundo, afirma que todo se debe a un crecimiento desordenado en el Valle de México durante décadas, las últimas dos a cargo de los demócratas de izquierda quienes no han perdido oportunidad para autorizar una nueva plaza comercial, edificio de apartamentos, segundo-tercer piso o deprimido de vialidad más lo que se ofrezca.

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