Noé Mondragón Norato

Ángel Aguirre Rivero, nunca tuvo una buena relación política con el candidato del PRI a gobernador, Héctor Astudillo Flores. No al menos desde que se abrió la competencia por el gobierno estatal en agosto de 2010. Y Astudillo, lejos de rifar sus cartas con su antiguo aliado político, decidió sumarse al proyecto de Manuel Añorve Baños. Desde entonces, ambos personajes caminaron juntos por los escabrosos caminos de la política guerrerense. Y aun como oposición de actual mandatario estatal con licencia, durante su efímero trienio político en el gobierno estatal. Por esa razón se entiende que el candidato del PRI considerara “sensato” el hecho de que Aguirre no regrese a terminar su periodo como gobernador constitucional. Hay varias lecturas al respecto.
ASTUDILLO: ¿PERDER CON AGUIRRE?- En la actual coyuntura política, hay hechos que hablan por sí solos. Es cuestión de ubicarlos: 1.- A pesar de que intentan y venden encuestas sesgadas, los candidatos del PRI y PRD a gobernador no logran levantar el vuelo. Y si a ello se suma la aparición de personajes que conocen las vísceras del monstruo político guerrerense, entonces las preocupaciones y los nerviosismos también se incrementan. En ese carril encaja justamente, el gobernador con licencia, Ángel Aguirre Rivero. Su hipotético regreso al gobierno estatal se iba a medir de una sola forma: a través de su operación política, iba a desquiciar encuestas y tendencias electorales a favor de los tricolores. Es decir, se convertía en amenaza para el optimista e hipotético escenario del retorno tricolor al gobierno estatal. De ahí se entiende la euforia política de Astudillo, tras conocer la decisión de Aguirre, para no regresar a terminar su mandato. 2.- Durante el primer trienio de Aguirre como gobernador interino (1996-1999), como consecuencia de la matanza de Aguas Blancas, Astudillo fue ampliamente beneficiado por el primero. De entrada, logró encaramarse como candidato del PRI a la alcaldía capitalina, cuando el agraciado natural del grupo Figueroa, era el entonces contralor del Estado, Raúl Salgado Leyva. No terminó su periodo como alcalde, porque Aguirre lo designó dirigente estatal del PRI en 1998, posición que le sirvió de trampolín político para impulsarse a la candidatura a senador en la histórica elección del 2 de julio del 2000. Incluso, en la primera elección de Astudillo como candidato a gobernador por el PRI en 2005 –y que perdió-, el grupo aguirrista fue el primero en cerrar filas en torno a su proyecto. Pero en 2010 las cosas cambiaron. 3.- En octubre de 2012, el actual candidato del PRI a gobernador se enfrascó en una pugna política con el grupo del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, que terminó expulsándolo de la coordinación de fracción tricolor en el Congreso local. Llenó de coraje, acusó a los Figueroa de ser “los dueños del partido” y de tener al PRI “así como está”. Su oponente, Rubén Figueroa Smutny –hijo de Figueroa Alcocer- celebró la salida de Astudillo. Hoy, a este último le fue cobrada la factura al impedirle ungirse como candidato del PRI a la alcaldía de Acapulco. En toda la disputa Figueroa-Astudillo, el gobernador con licencia se dedicó a observar. Al fijar postura hoy, Astudillo evalúa estarle cobrando la factura política también, al propio Aguirre. Pero lo que subyace detrás de ella, es el nerviosismo y la preocupación. 4.- Hay otro ingrediente adicional: como Astudillo representa los intereses políticos del diputado federal Manuel Añorve Baños –quien fue adversario interno de Aguirre en el PRI, y luego externo cuando éste último fue candidato a gobernador por el PRD-, el temor mayúsculo consistía en que Aguirre operara contra los intereses políticos de ambos personajes, en una campaña electoral por el gobierno de la entidad que hasta hoy no arroja nada para nadie. Y si hasta hace unos días, el candidato del PRI fustigaba para que el gobernador interino, Rogelio Ortega Martínez se fuera, al final pulsó que lo mejor era que se quedara, pese a la denuncia que la candidata perredista ya puso contra el PRI en la Fepade. Los peores temores políticos de Astudillo, -y también de Añorve-, es que Aguirre regrese. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Un humilde voceador del Diario de la Tarde de Iguala, fue asesinado ayer en medio de una serie de ejecuciones que no puede contener la gendarmería nacional encargada de la seguridad pública en dicho municipio, tras la atropellada salida del ex edil perredista José Luis Abarca Velázquez. Y el presidente Enrique Peña Nieto, acaba de refrendar su respeto a la libertad de expresión al encabezar la ceremonia del relevo en la presidencia del Consejo de la Comunicación, apenas el pasado 14 de abril. Pero con acciones que atentan contra ella, los discursos retóricos son sustituidos fácilmente, por las siniestras y cruentas realidades. La palabra del presidente del país se encuentra en entredicho.
dragonato@hotmail.com