RODOLFO VILLARREAL RÍOS

LOS MEDIO DE COMUNICACIÓN MASIVA EN PIEDRAS NEGRAS, COAHUILA DURANTE LOS AÑOS SESENTA

Plata Pura

LOS MEDIO DE COMUNICACIÓN MASIVA EN  PIEDRAS NEGRAS, COAHUILA DURANTE LOS AÑOS SESENTA

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Marzo 14, 2015 07:10 hrs.
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Creo que esto nos acontece a todos quienes incursionamos como escribidores, hay días en que ningún tema viene a nosotros para ser tratado. No se trata de escasez de tópicos, los hay en abundancia y llegan a borbotones. Sin embargo, para incursionar en uno de ellos hay que encontrar el enlace adecuado. Hoy fue una de esas ocasiones e inmersos en ese proceso de indefinición, de pronto nos pusimos a recordar el contraste que existe entre como obtenemos la información hoy y como lo hacíamos en el pasado, cada vez más lejano, como moradores de una ciudad fronteriza, Piedras Negras Coahuila, en donde el contacto con el centro del país era distante y retrasado. Rememoremos aquellos días.
Eran los inicios de los años sesenta del pasado Siglo XX, en aquella población entonces pequeña y apacible en donde a lo más que se temía era a los borrachitos domingueros, los “loquitos” y a la amenaza latente de los “roba chicos,” las noticias llegaban no siempre a tiempo, pero arribaban. Los medios de comunicación transportadores de ellas eran la televisión, la radio y la prensa.
Respecto a la televisión, recordamos bien que por años los únicos canales que podíamos sintonizar eran los de las cadenas estadounidenses. Para ello, era necesario que, sobre las azoteas de las casas, se instalara un poste al cual en su parte superior le era colocada una antena. Así, a través de las cadenas ABC, CBS y NBC podíamos ver que sucedía en el vecino país del norte y eso sí seguir puntualmente los espectáculos deportivos que entonces se presentaban a cuenta gotas. En ese contexto, fuimos testigos de los acontecimientos en vivo sucedidos tras el asesinato del presidente John F. Kennedy. Aun cuando poco era nuestro conocimiento del inglés, no obstante la insistencia de nuestro padre por inducirnos a que aprendiéramos el idioma, ahí estábamos pegados al aparato receptor para observar a Walter Cronkite reportar tarde a tarde lo que muchísimos años después, al convertirnos en historiadores, encontraríamos que era una versión manipulada sobre la Guerra de Vietnam. Asimismo, ni modo que lo neguemos, en aquellos años infantiles nos “recetábamos” cuanta serie se presentaba en el hoy nostálgico blanco y negro. Y por supuesto, no podía faltar “The Game of the Week,” el partido semanal de beisbol, en donde el viejo lanzador de los Cafes de San Luis, Dizzy Dean destrozaba el lenguaje, aun cuando Curt Gowdy, Joe Garagiola y más tarde Tony Kubek lo manejaran con mayor cuidado. A la televisión mexicana no tuvimos acceso sino hasta 1964 o 1965, no lo recordamos con precisión, cuando los dueños de Telesistema Mexicano, se asociaron con un ciudadano de nombre Emilio Nicolás y establecieron en San Antonio, Texas, la estación KWEX, Canal 41 en el cual mediante el sistema de videotape se reproducían programas generados en la ciudad de México. A la par, se acabó la época de las antenas en el pueblo, si se quería tener acceso a los cuatro canales era necesario contratar el servicio de televisión por cable. De esa manera, para bien o para mal, los nigropetrenses tuvimos acceso a la televisión mexicana, aun cuando los noticiarios que se presentaban eran generados en San Antonio y presentados por Héctor Manuel Rodríguez y Melchor Sánchez. Asimismo, llegaron las telenovelas, mismas que si bien se podía criticar su temática, por lo menos era factible rescatar las actuaciones de quienes las interpretaban, una gran parte de ellos formados en el viejo teatro español. A la par, llegaban las trasmisiones de “panbol” y daba inicio el lento pero seguro desplazamiento del beisbol como deporte favorito de las mayorías. Las crónicas de Fernando Marcos, Ángel Fernández, Fernando Luengas, Oscar Esquivel y tantos otros, terminaban por atraer la atención del televidente, trataban el lenguaje con respeto hasta cuando exageraban en sus narraciones. Eso sí, los sábados por la noche, la función sabatina de box era infaltable en las voces de Enrique Llanes y Antonio Andere. No había domingo por la tarde en que no disfrutáramos las corridas de toros narradas por Carlos Fernández Valdemoro “Pepe Alameda” y Francisco Rubiales, “Paco Malgesto.” Pero vayamos a la radio.
En el contexto radiofónico, se dependía básicamente de las estaciones locales y regionales. Durante el inicio de la década de los sesenta, dos eran las estaciones locales, XEMU y XEMJ. Años después, aparecería la XEVM. En el contexto regional, se sintonizaba la XEBX ubicada en Sabinas, Coahuila. Los programas eran básicamente de radionovelas, de complacencias musicales y algunos concursos. Los locutores que recordamos son Mario Alberto Sandoval, Juan Manuel Wheler, Rafael González Escarreño, Ignacio Hernández. Por supuesto, no podemos dejar de rememorar las transmisiones que, en las voces de Jesús Maldonado Rebollosa, Armando Barrientos y Pablo Montes, se realizaban de los partidos de beisbol de la Liga Regional del Norte de Coahuila que cada fin de semana se efectuaban en aquel Estadio Piedras Negras. Entre semana, al pardear la tarde, era factible empezar a sintonizar estaciones ubicadas en la ciudad de México. En la XEX, las 7:30 era lo hora mágica del beisbol en donde Pedro “El mago” Septien, Oscar “El rápido” Esquivel, Ignacio Hernández hacían de dicho deporte lo que no necesariamente era en el campo de juego, pero lograban el esparcimiento del radio escucha. Los domingos en esta estación, era escuchar los noticiarios deportivos y comentarios taurinos. A través de la XEW, podíamos escuchar, veinte minutos antes de las ocho de la noche, a Luis Ignacio Santibáñez y Luis Cáceres en el Noticiario Carta Blanca. Ahí, nos poníamos al día de lo acontecido en México y en el mundo, pero si las tareas escolares nos ganaban, entonces a las diez de la noche sintonizábamos el noticiero de Guillermo Vela. En ocasiones, nos poníamos a “jugar” con el dial y accedíamos a la onda corta en donde los hermanos Castro Ruz y su hermana exponían puntos de vista distantes e irreconciliables. Sin embargo, la mayor parte de nuestra información la obteníamos a través de la prensa impresa.
A nivel local, los dos primeros periódicos a los que tuvimos acceso fueron El Bravo, el cual aparecía los domingos, propiedad de los hermanos José y Juan Valdez. El otro era el diario La Voz del Norte, entonces bajo la dirección de Benjamín Cabrera y Humberto Flores Garza, ahí se formarían Luis Rangel Galindo, Jesús Maldonado Rebollosa, Filiberto García Fernández, José Scott, Edmundo Pérez Guzmán, Jaime García Fernández y algunos más cuyos nombres se nos escapan, ellos integrarían la generación de periodistas nigropetenses más destacada del siglo XX. A través de esos medios nos informábamos sobre los sucesos locales e íbamos identificando a los personajes de la vida cotidiana en la ciudad. A mediados de los años sesenta, Don Francisco Juaristi Juaristi y sus hijos Francisco y Carlos Juaristi Septien establecerían el diario Zócalo el cual vendría a revolucionar el periodismo local y regional, pero sobre nuestra perspectiva acerca de este informativo habremos de comentar con mayor detalle en una colaboración futura. No podemos negar que también accedíamos a otras publicaciones, algunas de ellas aparentemente muy independientes que para algunos era motivo de alabanza, pero como lo escribiera Don Rafael Villarreal Martínez en Piedras Negras, Destino y Origen. 80 Años, una narración para mis nietos: “si hubieran sabido lo que realmente estaba detrás de ello, muy distinta hubiera sido su opinión.” Por lo que concierne a la prensa nacional, los diarios publicados en la ciudad de México llegaban con un día de retraso. Fue en las páginas de El Universal, Excélsior, Novedades y El Heraldo de México, sin dejar de lado que en ocasiones accedíamos a los diarios El Sol del Norte editado en Saltillo, así como El Porvenir y El Norte publicados en Monterrey. En cada uno de ellos, en diversas épocas, fuimos dando seguimiento de los acontecimientos nacionales y mundiales. Sin faltar semana a semana, la lectura de la revistas Siempre e Impacto. Y por supuesto en el terreno deportivo, el infaltable Esto y las revistas beisboleras Hit y SuperHit. Escribir los nombres de los periodistas y columnistas que seguimos en aquellos tiempos requeriría elaborar una lista larguísima y siempre acabaríamos por olvidar a alguien.
Así teníamos acceso a la información en los años sesenta del pasado Siglo XX, las noticias llegaban con retraso pero llegaban y nos mantenían informados a quienes así lo deseábamos, sin importar la edad que entonces tuviéramos. Hoy, ante el alud instantáneo de información, de pronto se nos aparece la nostalgia y recordamos cuando había que mover la antena para sintonizar adecuadamente el canal de televisión, deberíamos de colocar la mano en la parte trasera del aparato receptor de radio para escuchar con mayor claridad la transmisión originada en otras latitudes, o bien cuando debíamos de esperar hasta el martes para leer lo que había ocurrido el domingo, de esa manera nos manteníamos informados durante los años sesenta del pasado siglo XX en la entonces poco comunicada Piedras Negras, Coahuila. vimarisch53@hotmail.com
P.D. Si las palabras, del “sencillito,” fueran un silogismo aristotélico, entonces todo lo negativo que sucede en México es culpa de quienes ejercen su muy libre y respetable deseo de adorar a quien le venga en gana. O ¿Habrá que culpar a la carencia de un GPS en 1531? RVR

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