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Opinión

Lo que un periodista mexicano excomulgado contestó a ’un guapo’ anónimo

Rodolfo Villarreal Ríos

Lo que un periodista mexicano excomulgado contestó a ’un guapo’ anónimo

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Agosto 12, 2016 23:09 hrs.
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Hoy observamos la pasividad que muestran los miembros de la clase gobernante, y anexos, ante la embestida clerical desatada en su contra desde el pulpito y las páginas de sus órganos informativos. Ante ello, nos fuimos a revisar la historia de las respuestas que algunos han dado cuando han sido objeto de ataques provenientes de fuentes similares, aun cuando en el caso que trataremos, el autor optaba por las sombras del anonimato. En ese proceso, nos encontramos los escritos de un periodista-escritor mexicano de principios del Siglo XIX, José Joaquín Fernández De Lizardi a quien la mayoría identificamos como el Pensador Mexicano y algunos creen que su obra literaria se reduce exclusivamente a ’El Periquillo Sarniento.’ Sin embargo, este periodista- escritor tiene tras de sí una amplia actividad política que lo llevó, entre otras cosas, a ser excomulgado por expresar ideas políticas no apegadas a lo que el clero político mexicano consideraba era lo correcto. En ese contexto, el 21 de agosto de 1822, apareció un anónimo titulado ’Un Guapo admite el desafío al excomulgado José Joaquín Lizardi, conocido como El Pensador’ editado en la Imprenta Imperial. Sobre dicho texto, y la respuesta que Fernández emitió, abordaremos a continuación.
En la diatriba contra el excomulgado hay una parte que dice: ’…Ultrajes y dicterios son regalo / de que abundan tan torpes escrituras; / siendo cada palabra un fuerte palo. /…Su ciencia solo estriba en lo que ofende/… la razón ni la busca, ni la entiende. ¿Porque nos das tormentos tan atroces?/ Habla, bribón, con menos retornelos, /a paso llano y sin vocales coces. / Habla como han hablado tus abuelos/sin hacer profesión de boquiflojo…Preguntárseme acaso, ‘lector,’ ahora / ¿quién es este malcriado y ruin escriba?.../ Yo te daré noticia positiva./ Cuando hable nominatim de ‘este payo,’/ y le ponga el pellejo como criba…/ Yo no he de llamar a ‘éste bellaco’/ palabra alguna que la ley detesta,/ ni le diré ‘que es puto, ni verraco.’/ Solo diré que su ignorante testa, / animada muy torpe y brutalmente/ al mundo racional le es muy infesta. / Tonto lo llamaré tan solamente/ y sus folletos a una vil cocina merecen ser llevados prestamente/ A que la cocinera ‘tonta y mohína’/ haga de ellos capaces cucuruchos/ a la pimienta y la especie fina.’ Ante tal escarnio, Fernández De Lizardi emitió una respuesta cuyo contenido deberían de leer quienes ahora son puestos como lazo de puerco por la curia y no se atreven a emitir el mínimo reclamo ¿por temor a ser excomulgados?
Pero como aquel del siglo XIX ya estaba excomulgado, pues no le temblaba la mano y anotaba: ’¿Y así escribe usted, así ensucia las prensas imperiales, así desacredita la nación con unos mamarrachos que no los pusiera más sin juicio ni más insolentes el mismo Baco en medio de la más furiosa embriaguez, y se llamara hombre decente, y se gloriara de católico cristiano, hipocritón fanático, ¿Dónde le ha enseñado Jesucristo a que lastime a su prójimo, so pretexto de defender su religión?’ No vaya a creer lector amable que nos confundimos y retomamos un texto del siglo XXI, seguimos en el en el XIX cuando el Pensador Mexicano precisaba: ’¿Cree usted, adulador, que el señor provisor se ha de pagar de sus ruines lisonjas? ¿Piensa que la santa Iglesia le autoriza para infamar a sus semejantes so capa de defender sus derechos? ¡Infeliz!, ¿No ha leído que Jesucristo dice en su Evangelio ‘mi ley es suave, y mi yugo benigno’? ¿No ve como el Maestro de la Ley conversaba amigablemente con los excomulgados de su tiempo, y solo se indignaba contra los hipócritas fariseos como usted? Hombre detestable, ¿No sabe que Jesucristo dice que amemos a nuestros enemigos, que hagamos bien al que nos hace mal, que perdonemos las injurias; que disimulemos las flaquezas de nuestros prójimo, y que nos amemos como hermanos?’ Después de repasar este texto, no queda sino preguntarnos: ¿Por qué los encargados de la comunicación social de nuestro gobierno no recurren a las lecciones básicas de lo que fue el periodismo mexicano y las estudian? Sí ya sabemos que en las escuelas modernas de comunicación, especialmente si son de escuelas confesionales, les dicen que eso es rancio. Sin embargo, les sería muy provechoso para saber cómo reaccionar cuando los tartufos de siempre tunden al Estado Mexicano al que tachan de sectario. Y en ese contexto, retomamos el escrito en cuestión.
’Supóngame hereje, como lo cree; aun en este caso debe respetarme y amarme, porque se lo inspira la naturaleza y se lo nada su misma religión; esa religión de paz que ignora y ultraja con descaro al tiempo que presume defenderla… No tiene usted más razones que desvergüenzas, calumnias y mentiras. Muéstreme un canon en que mande la Iglesia que los fieles se desacaten contra el público excomulgado, que lo befen, calumnien y zahieran públicamente.’ Y así como ahora, a principios del Siglo XXI, los miembros de la curia exigen sometimiento a sus consignas, so pena de soliviantar voluntades débiles para que en la próxima elección vayan y voten en contra de quienes no acepten someterse a sus dictados, en los inicios del Siglo XIX demandaban sometimiento so pena de condenarlos a los infiernos. Sin embargo, no todos accedían y el autor del Periquillo señalaba al autor del libelo: ’[¿Porque él]… y otros fanáticos tontos e hipócritas quieren reducirme a que pida la absolución no con razones, ni convencimientos, sino con injurias e imposturas, con amenazas de cárceles y destierros? Dígame, hombre infeliz: sí eso mandara Jesucristo, sí eso prescribiera la Iglesia, ¿Quién hubiera querido ser cristiano?... ¿Cómo quiere convencerme con injurias, ni persuadirme que es católico, cuando puntualmente usa para ello las armas que le prohíbe su religión?’ Por supuesto que en los tiempos actuales pocos serian quienes temerían a ser tachados de herejes por oponerse a la curia, pero a lo que tienen terror es a ser objeto de una campaña bien orquestada en las redes sociales en donde les acostumbran acomodar una tundas de órdago y si estas cuentan con bendición celestial, pues se hallan exentas de todo pecado ya que están servicio de la causa. Sin embargo, estos métodos en nada se diferencian de los utilizados en aquellos años lejanos de la tercera década del Siglo XIX. Al respecto, El Pensador precisaba: ’Sépase usted que ha adoptado el mejor para hacer herejes, pues al ver que los guapos defensores son los más cobardes, ignorantes y atrevidos, que insultan impunemente a un ciudadano honrado, bajo el parapeto de una excomunión, ¿Qué juicio quiere que se formen de nuestra religión? ¿No es fuerza que haga este juicioso raciocinio? La religión cristiana autoriza a unos lo que prohíbe a todos; luego es consecuente; luego es falsa. Y este otro; luego que quiere un provisor excomulgar a un ciudadano, este queda sujeto a que cualquier tonto lo insulte e infame públicamente por las prensas, quedando impune por sus leyes civiles (no es así, o al menos no debe ser)…’ Y luego hay quienes en esta segunda década del Siglo XXI creen que el fenómeno de los insultos anónimos, disfrazados de discrepancia sobre cualquier tema, en redes sociales es nuevo. Nos creemos una generación primigenia solamente porque contamos con juguetitos electrónicos, pero al final continuamos siendo testigos de como los intolerantes viven con el reloj de la historia atrasado aun cuando ahora sepan cómo presionar sobre una pantallita escribiendo mensajes que envían vía whatsap, twitter o facebook, pero eso si muchos son los que prefieren guardar la identidad o simplemente cubrirse con la elaboración de una editorial sin firma, algo que ya sucedía en el Siglo XIX.
Tal y como ahora acontece en algunas publicaciones religiosas, en las cuales la crítica fuerte aparece sin firma, tal y como era presentado en el libelo titulado ’El Guapo…’ al respecto, el periodista mexicano excomulgado escribía: ’Desde el principio comienza usted insultando al público, engañándolo con que admita mi desafío, y vemos que el tal Guapo es tan cobarde que ni se firma, ni admite tal desafío, contentándose con salvar su cobarde título diciendo que me espera en el cajoncito y se descubrirá con un talego de cagajones…. No cito a usted a la prueba porque ni mi religión ni las leyes lo permiten; pero vivo seguro de que si no admite un duelo literario, menos lo admitiera con armas…’ Y ante la acusación de que Fernández era muy prolífico en eso de emitir escritos, además de firmar papeles de otros, el escritor capitalino precisaba: ’quiero concederle a usted de pura gracia [que así sea, pero] a lo menos luce en ellos mi nombre; pero tan guapo que no se firma y desconoce al hijo de sus entraña, ¿Qué disculpa tiene para solapar su ignorancia? Muy poco satisfecho esta de sus producciones el que no se atreve a decir que son suyas. Esos papeluchos deben de ser… de padres no conocidos, pues no se atreven a lucirlos.’ Y como el ’guapo’ aquel decía que Fernández era un ignorante y por consiguiente ’los sabios no [lo argüían]… y seria [honrarlo] mucho con sus desengaños, es lo mismo que decir que el médico no debe curar al enfermo porque sería honrarlo mucho con sus remedios…! Ay que tonto es usted! ... ¿Si será usted padre? ¿Si será usted cura? ¡Válgame Dios!’ Y como el autor de la diatriba a toda costa buscaba exhibir como ignorante al periodista-escritor, a mas de que la excomunión fuera reafirmada, el afectado no guardaba silencio.
En ese entorno, respondía que: ’…usted alega…será perder el tiempo con un hombre que no cede a la razón. Eso es lo que falta ver, si cedo o no a la razón. A la sinrazón es a la que yo no cedo, ni cederé en mi vida; pero a la razón en el momento y manos a la obra. Provoca usted al señor provisor a que me reagrave la censura, esto es, a que me mate espiritualmente o me eche dos veces de la Iglesia. ¿Usted ha visto ahorcar a uno dos veces? Yo, al menos, no comprendo cómo es esa reagravación. Considerando usted su venganza poco saciada con esto, lo induce a que implore el auxilio del brazo secular para que me escarmiente, tontonote: ni el provisor puede impetrar ese auxilio, ni el gobierno dárselo…. La autoridad civil no puede prestarle auxilio contra mí, aunque lo pida por la razón dicha: porque no se me ha probado delito…Conque pierda usted cuidado, de que por esta vez no le dará mi prisión por el hocico, como cristianamente desea.’ Y para aquellos que escudados en la defensa de cualquier causa arremeten en contra de quienes no piensan o escriben lo que ellos es la verdad absoluta y eterna, José Joaquín Fernández De Lizardi cierra su escrito con una nota que dice así: ’¿Ya ve usted que no lo llamo vil, ni pícaro, ni hereje, ni cojo, tuerto, manco ni cosa que lo deshonre? Es menester que usted, el Boticario y todos mis rivales aprendan que la crítica es el arte de buscar la verdad, no el de manifestarnos groseros, insultando a quien no podemos convencer. Escriban vuestras mercedes cuanto quieran; pero con juicio y urbanidad: de otro modo dan a entender que les falta la razón y echan mano del sarcasmo, la injuria y la chocarrería. ¡Qué pequeñez!’ Y esto, nosotros apuntamos, es válido en todos los sentidos cuando no se concuerda con alguien o con algo. Nadie es poseedor de la verdad eterna y lo peor es armar campañas de descredito escritas con secreciones biliares o simplemente por decir que un dedo divino les indicó que la única verdad era la suya, y por eso no están dispuestos a someterla a la confrontación de las ideas de manera respetuosa y juiciosa.
Lo bueno es que respuestas como la narrada no podrían ser motivo de difusión amplia en estos tiempos. Actualmente, los encargados de poner en claro la separación estado-iglesia temen hacer pronunciamiento alguno y agachan la cabeza ante el embate. Al parecer no olvidan que un día fueron acólitos. Y por lo que respecta a tratar el tema, solamente algunos escribidores marginales, aquellos a quienes se les tiene vedado el acceso a los grandes medios, osan abordar sobre la materia. Como dirían los creyentes ’Ni lo mande Dios,’ que se permita a estos herejes, pocos eso sí, exponer sus puntos de vista. Sobre todo sí sus escritos, sobre la historia del comportamiento de la clerigalla política, son elaborados con un soporte documental sólido. Solamente los osados, quienes creen firmemente en la libertad de expresión, les otorgan espacios a tales apóstatas. vimarisch53@hotmail.
Añadido (1) En cualquier nación, los buques de gran calado en la Armada viajan bajo la conducción de un Almirante. Aquí, según lo informó literal y públicamente el colaborador más cercano, la embarcación es piloteada por un Capitán de Navío. ¿Sera la razón por la cual el barco marcha a la deriva en medio de la tormenta?
Añadido (2): A un número importante de mexicanos que andan por el mundo destacando con éxito en ramas diversas de las ciencias los ignoran porque no ’venden.’ Sin embargo, cuando los deportistas reflejan su nivel real en los Juego Olímpicos, salen a la plaza pública y se rasgan las vestiduras hasta querer convertir aquello en desgracia nacional. Ante ello, ¿Por qué no seguir el consejo del periodista Rafael Cardona Sandoval y de una buena vez el gobierno se olvida de andar gastando dinero en el deporte centavero y lo deja exclusivamente en manos de quien quiera dedicarse a esa actividad? Después de todo, decimos nosotros, de eso podrían encargarse los miembros de la iniciativa privada quienes, dicen ellos, todo lo hacen rentable. Démosles una oportunidad para que nos lo demuestren una vez más.

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