Al amparo de la oscuridad y como los ladrones, el ex presidente panista del municipio de Apango, Crisóforo Nava Barrios, fue detenido la madrugada de ayer miércoles por un grupo de Policías Ministeriales. Con ello, la Fiscalía General del Estado (FGE) y el propio gobierno estatal, cumplieron la promesa de castigar a todos aquellos que emprendieron acciones ’fuera de la Ley’ el pasado domingo en dicha municipalidad. Pero el mensaje político enviado por el gobernador Héctor Astudillo Flores, es de protección a ultranza de sus aliados políticos. Y de mano dura contra quienes no lo son. Basta con ubicar la coyuntura para entender el parcial estilo personal de gobernar de la actual administración estatal tricolor, que fomenta el encono, la sinrazón y los odios.
ANARQUÍA INDUCIDA.- Si en el municipio de Apango las cosas se calentaron, fue por cuando menos dos razones: hubo protección política en todo momento y desde las altas esferas del poder local, a favor la alcaldesa del MC, Felicitas Muñiz Gómez. Y al sentir las presiones de sus detractores, ella misma decidió separarse de la alcaldía. Renunciando explícitamente a su función como alcaldesa. Es decir, en el municipio de Mártir de Cuilapan, hay un vacío de poder. No existe autoridad. Y por esa razón, se entiende la anarquía posterior y los actos vandálicos en su contra. No hubo alcaldesa que los enfrentara. Ni los frenara. De ahí se abren otras lecturas: 1.- El respeto a la Ley y al Estado de Derecho actuaron muy rápido en el caso Apango. Una celeridad que no se ha visto por ejemplo, en el caso del edil perredista ejecutado de Ciudad Altamirano, Ambrosio Soto Duarte. Tampoco en los demás homicidios políticos archivados en la FGE. La pregunta es inevitable: ¿Por qué razón el gobierno estatal imprime castigo a un pequeño estado de cosas descompuesto y de individuos belicosos, pero se resiste a tomar acciones y actuar en otros casos de mayor importancia y todavía más podridos, como en el asunto de la delincuencia organizada? 2.- En el nombre de la Ley y en el resguardo del orden público, se protegen intereses y se ataca selectivamente, a ciertos grupos facciosos. Un caso es emblemático: el del dirigente de un bloque de la Ceteg, Ramos Reyes Guerrero, quien mantiene secuestrada desde hace más de un año, la avenida Ruffo Figueroa de Chilpancingo y la calle Circunvalación. Incluso, ha estado al frente de la quema reciente de oficinas de la SEG. Infringe la Ley y el derecho de libre tránsito de los demás ciudadanos. Pero el gobierno estatal y la Ley no lo molestan. Es más, lo benefician. Porque su nombre no apareció dentro de la lista de los 60 maestros despedidos por el secretario de Educación, José Luis González de la Vega, a finales de junio pasado. Extraña y sospechosamente, sí apareció el de Antonia Morales Vélez, quien encabeza un grupo de la Ceteg, más dócil y conciliador. ¿Por qué protege el gobernador Astudillo Flores a Ramos Reyes, si representa al vandalismo y la anarquía dentro de la Ceteg? 3.- En Apango, el gobierno estatal le atizó al conflicto político. Porque algunos pobladores disidentes a la alcaldesa Muñiz Gómez, se armaron y bloquearon las entradas y salidas de esa cabecera municipal, tras la detención de Crisóforo Nava. Es decir, lejos de optar por el diálogo inteligente y civilizado para destrabar el problema, el gobierno estatal decidió tomar el garrote para inhibirlo y desactivarlo. Pero ese tipo de medidas van a polarizar aún más, el tenso ambiente social y político. El gobernador está equivocando el camino. No puede apostarle irresponsablemente, a un eventual baño de sangre en ese municipio. Debe abrir su agenda política ponderando la sensibilidad y el buen juicio. O como muchos otros gobernantes que le antecedieron, terminará expulsado del poder estatal. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En su ya característica postura mentirosa, el edil de la capital, el priísta Marco Antonio Leyva Mena, aseguró que existían 30 toneladas de material pétreo para tapar los baches de las calles de Chilpancingo. Pero la mayoría de ellas sigue presentando grandes hoyancos por donde sea. El alcalde Leyva Mena se consolida así, como un funcionario incumplido y vulgar mitómano.