Sergio Enrique Castro Peña

HABLEMOS DE DISCIPLINA O SUBORDINACIÓN

Sergio Enrique Castro Peña

HABLEMOS DE DISCIPLINA O SUBORDINACIÓN

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Julio 27, 2016 22:09 hrs.
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Sergio Enrique Castro Peña › guerrerohabla.com

El pasado 12 de Julio, en la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) tomó protesta Enrique Ochoa Reza como presidente de dicho organismo político. Inmediatamente, los jilgueros de los grandes medios de comunicación se aprestaron a señalar y difundir que, la designación del dirigente en cuestión, desde su parecer solamente constituía una muestra más de la subordinación del PRI a los deseos del Presidente o lo que coloquialmente es conocido como un simple y puro ’dedazo’. Por su parte, dentro del PRI, surgieron voces para defender la intervención del presidente. Una de ellas, provino del nombrado recientemente como dirigente del PRI quien, en su discurso de toma de posesión, manifestó que el Presidente Peña Nieto era ’el mayor activo’ del ese partido. La otra tiene su fuente en la entrevista realizada al coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados, Cesar Camacho, quien manifestó que el nuevo presidente de su partido, era ’un joven maduro’, con un amplio currículo de estudios realizados en diversas universidades nacionales y extranjeras en las áreas de teoría política, por lo que pedía se le diera tiempo para que mostrara sus capacidades y que podía realizar a satisfacción el trabajo que demandaba la presidencia del PRI. Ello habría de mostrarse de manera palpable durante las elecciones del 2017, que se realizarían en los estados de Coahuila, Nayarit y Estado de México, siendo este último el de mayor relevancia, no solamente por su importancia económica y electoral, sino por ser el estado de donde es originario el Presidente Peña Nieto.
Al PRI siempre se le ha señalado como un partido en donde es ejercida una disciplina fuera de lo común. Sin embargo, esta supuesta disciplina no evitó que la ceremonia de relevo de su dirigencia estuviera marcada con una falta de entusiasmo por parte de los asistentes, aquello por momentos rayó en la indiferencia. En el fondo era una forma de manifestar el malestar que priva en los miembros de dicha institución. Primero por la designación tan desaseada del dirigente en cuestión, por los tiempos y su procedencia del grupo hidalguense-mexiquense. Segundo, por provenir de una paraestatal, CFE, que si bien forma parte del gabinete ampliado del gobierno federal, no tiene el mismo peso político que el de una secretaría. La dirección de una paraestatal como la CFE requiere de más herramientas administrativas y técnicas que políticas, su ámbito de negociación, no sobrepasan lo comercial y laboral. Tercero, carece de experiencia partidista, legislativa y de gobierno. Por último, su candidatura presentó el mismo problema que la fallida propuesta del hoy secretario de educación pública, Aurelio Nuño, sus credenciales para cubrir los requisitos del partido para ser su presidente, no son del todo indiscutibles. Lo anterior, nos muestra que dentro del PRI y los priistas existe más subordinación que disciplina.
En todo partido político, que se considere democrático, en el mundo, tiene su basamento en sus Principios Básicos, su ideología, mismos, que en el caso de México, son registrados en el actual Instituto Nacional Electoral (INE), el cual en su última modificación perdió su carácter federal y adoptó un concepto más central. Estos ’principios’ definen tanto la tendencia política, su geometría, como los reglamentos para su membrecía, los requisitos que deben cumplir los aspirantes ya sea para ocupar puestos de dirigencia interna como la elección de representantes en los diversos niveles de gobierno y legislativo, así como el comportamiento que sus miembros deben tener dentro y fuera del instituto político, incluyendo su desempeño como gobernantes o legisladores.
Lo anterior nos indica que la función de un partido político, no solamente es un conjunto de individuos que se reúnen por una afinidad de ideas políticas y objetivos comunes y que acepta trabajar bajo los lineamientos de un sistema electoral dado. También, contiene funciones, aparte de las de promoción de sus integrantes, la de ser el apoyo más fuerte, para cualquier miembro elegido para ocupar un puesto de elección popular, pero también es el más celoso vigilante de su comportamiento, la eficiencia y la eficacia del desempeño que tengan en todos los niveles de gobierno y como legisladores. Es, y debe ser, su contralor más estricto al que se enfrente cualquier integrante. La disciplina debe supeditarse a los principios y objetivos del partido, ’la forma personal de gobernar’ corresponde al individuo, la evaluación de su gestión, al partido, porque todo político sabe que los errores cometidos en la gestión de un gobernante o un legislativo tiene un costo y, este es electoral, en el mejor de los casos.
La disciplina, tanto en nuestra actuación cotidiana o en lo general, así como en lo concerniente a lo político, no es una camisa de fuerza que impida cualquier movilidad. Por el contrario, constituye un marco de referencia sobre el cual un integrante puede desarrollarse y actuar libremente dado que los partidos, en un sistema político-electoral, son la expresión más acabada de un país. Los matices de la disciplina definen el carácter de una organización y su confiabilidad. Entre más laxa sea una organización menores son sus posibilidades de operación, de definir objetivos, de tener oportunidad de cumplirlos y por lo tanto de poder proyectar y enviar un mensaje de confiabilidad. Por el contrario, una disciplina con un aspecto menos flexible, extremadamente rígido, resalta los puntos que muestran su incapacidad de evolucionar y lo que es más pertinente la estreches de los márgenes que ofrece y da a los participantes.
El PRI vive y enfrenta una de las crisis mayores de su historia. También, se encuentra ante una avalancha coordinada cuyo objetivo, como le hemos mencionado reiteradamente, no es vencerlo en una contienda electoral, sino lograr su desaparición total de la esfera política. Asimismo, se encuentra en una posición en donde, a pesar de haber tenido un arranque de sexenio con las mejores ventajas, como estar al mando y contar con la posición política que constituye la presidencia de la república, así, como bajo los supuestos que en el pasado tuvieron unos resultados más que satisfactorios, es poco comprensible la incapacidad del gobierno de reaccionar y comprender no solamente la evolución de la problemática, sino las nuevas configuraciones de los principales actores del poder y la cambiantes reglas del juego político. Contar con la titularidad del ejecutivo, da a cualquier partido, en primera instancia, una ventaja. Por eso, se lucha para obtenerlo, pero esa ventaja solo puede ser capitalizada cuando se conocen, en primera instancia, las debilidades de los contrincantes y se aprovecha ese conocimiento. Por otra parte, se tiene que reconocer las dificultades que implica administrar una estructura que por su tamaño y complejidad es lenta y costosa. Cuando, al reconocer que si bien un gobierno tiene una capacidad de reacción muy inferior a la de los contrincantes que se encuentran fuera de él, también se debe ser consientes que ese factor que le impide una movilidad más ágil, su tamaño y complejidad, lleva implícita una fuerza, un poder de acción y una capacidad de cubrir más espacio y una cantidad mayor de tópicos.
Un partido acosado por su inmovilidad que le dieron sus pasados triunfos, su cultura de corrección política, por su miedo de abandonar el cómodo mundo que le da la seguridad de ’todo está bien’, de no asumir una posición de una defensa fuerte, porque ello implicaría molestar a grupos, que representan intereses supuestamente no políticos, que piensan o no quieren cambiar. Un partido vulnerable por los ataque constantes provenientes de los que no quieren los cambios o son afectados por ellos, de aquellos que se apoyan en el pasado y sus formas de hacer política. Aquellos que privilegian el derecho de pocos, ya sean grandes consorcios económicos o de comunicación o, los que buscan que las cosas permanezcan sin cambio en las clases más vulnerables, las de menos ingresos, debido a que con una modificación de su situación, preferentemente para mejorar, haría que perdieran los beneficios que ello les acarrearían. Ambas posiciones, enfocan sus tácticas de control y de ataque en diferentes niveles, pero los une un objetivo similar: evitar que se produzca una nueva generación con mejores herramientas, de conocimientos tecnológicos, de actitud que los capacite para crear lo que sería un cambio mayúsculo a través de la movilidad económica, de oportunidades, de nivel social.
El error del PRI fue aferrarse a prácticas y estrategias que le dieron resultados en el pasado, hasta el 2000 con la pérdida de la presidencia de la república. Pero, a pesar de que en 2012 recuperó el poder, lo hizo con una aura interior de inseguridad, abandonando la fortaleza anterior que representa ser un partido revolucionario, con la esencia de la Revolución Mexicana, proseguir en un camino de cambios constantes, con políticas destinadas a construir y mejorar las instituciones y no abandonar las formas de captar, de interpretar y darle sustancia a las aspiraciones de una sociedad siempre en movimiento.
La actual parodia del combate a la corrupción, es promovida o mejor dicho la difunden personajes que en toda acción de los demás, no las propias, la perciben como un acto de corrupción, ’te quiere ver la cara’ o ’de seguro te va pedir mordida’, aunque este no se haya producido. No necesariamente las acciones de un funcionario o trabajador del gobierno, buscan corromper una operación dada. Es que de alguna manera, esas acciones se llegan a enfrentar a personas, empresas o de ONG´s de carácter netamente político, que se han convertido en expertos en sentir, en percibir todo acto como corrupto y que lo utilizan como una barrera para esconder deficiencias internas bajo el disfraz de la corrupción.
Estas organizaciones, principalmente avaladas y supuestamente financiadas por empresas, en realidad obtienen dicho financiamiento, en unos casos directamente o, en su mayoría por medio de fundaciones supuestamente destinadas en buscar el bien común como la de ’México Primero’ o el ’Instituto Mexicano para la Competitividad’ (IMCO), mismos que emiten recibos de donativos, mayormente a empresarios pertenecientes al Consejo Coordinador Empresarial (CCE), los cuales posteriormente son utilizados para la reducción de sus impuestos y, con ello, atacar las acciones gubernamentales y basando sus argumentación para simplemente evadir sus responsabilidades como miembros privilegiados de la sociedad.
Diversos son los temas tradicionalmente usados por el sector empresarial, y actualmente desenterraron el de mayor impacto, principalmente cuando las cosas no favorecen económicamente a la población: el de la corrupción. Para su mayor difusión, se utilizan los medios masivos de comunicación, mismos que están en gran medida en manos del CCE, lo cual le ha permitido ampliar y concentrar su fuerza en difundir su posición y lograr una ley y un sistema anticorrupción, a modo, excluyéndolos de su responsabilidad legal.
La libre expresión, baluarte y bandera de toda sociedad democrática, está siendo desvirtuada por los dueños de los medios de comunicación masivos, no es per se libre, tiene, como cualquier concepto, que cumplir con ciertos requisitos para que tenga significado real y por lo tanto existencia plena. La simple declaración de ’libre’ no es garantía de libertad y para ello se tiene que considerar su grado de concentración, en el caso de la libertad de expresión en los procesos de captar, procesar, seleccionar y difundir los tópicos a comunicar. A mayor cantidad de participantes, mayor será el grado de libertad de expresarse. Si por el contrario la mayor capacidad para difundir un tema recae en un grupo muy reducido, muy concentrado de medios de comunicación, difícilmente podemos hablar de la existencia de una libertad absoluta, quizás sea relativa y esa relatividad estará en función del grado de concentración de los medios en determinar los temas a tratar y al acceso a esos medios y de igual forma, el derecho de exponer o defender los puntos de vista de la gran mayoría de la sociedad. La concentración de los medios de comunicación en manos de un gobierno, es muy peligroso y no deseado. Sin embargo, no es menos alarmante que esa concentración este en manos privadas, el peligro no está, como han querido difundir algunos, en quien es el dueño, sino en el grado de concentración de la propiedad de los medios.
Lo anterior, viene a colación, por la decisión del presidente del PRI de pedir a los responsables del gobierno federal de cada área, acercarse a los medios de comunicación para explicar y difundir entre la población las bondades, alcances y logros de las reformas estructurales promovidas por el Presidente Peña Nieto, cuyos resultados son evidentes como en el precio del servicio de telefonía y de la luz, reformas que no se consideraron realizar cuando el PAN fue gobierno, pero que son blancos de ataque las que requieren un mayor lapso para manifestar sus resultados positivos. De igual forma, para explicar a la población temas muy sentidos y que afectan negativamente al bienestar de la gran mayoría de la población, uno de los cuales consiste en que, a pesar del entorno negativo de la economía mundial, en América Latina el país mejor librado de esta recesión es México.
De igual forma, en el tema sobre el origen del déficit fiscal, explicar que no necesariamente se debe al mal manejo de los recursos fiscales, un déficit es producto, también, de un desbalance entre los ingresos y los egresos. En el caso actual, el déficit gubernamental es producto de la disminución de sus ingresos prevenientes de los recursos petroleros y de no recurrir a políticas fiscales vía incrementos de impuestos para subsanar ese déficit. Por otra parte, se tiene la incapacidad de reducir los gastos fijos, inamovibles, como son: el pago de los sueldos y gastos de operación del personal sindicalizado y el personal de confianza bajo el régimen de la ’Ley del Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal’.
Difícil se presenta para el PRI y su presidente revertir la doble etiqueta que se le cuelga: ineficaz y corrupto. Quedan un poco menos de un año para las elecciones en los estados de Coahuila, Nayarit y Estado de México, los resultados darán una muestra real de la capacidad del PRI de conservar la presidencia de la república. Para ello, no deberá de perder su disciplina interna y tendrá que mandar a la ciudadanía el mensaje correcto de que es un partido político que no abandonara su función de ser el principal vigilante del accionar de sus miembros en el poder y de sus resultados. Considerara, como siempre, el valor de contar como su mayor activo el contar con la titularidad de la presidencia de la republica y apoyará, las políticas que se quieran implementar, pero siempre y cuando estas hayan sido conocidas, discutidas y aprobadas por la dirigencia del partido.
El PRI, debe retomar la iniciativa, de modificar la estrategia seguida actualmente, dejar de ser un gobierno de contención y, en ocasiones en retirada, para convertirse en uno de lucha empleando herramientas tanto de defensa como de ataque para contrarrestar las andanadas que en su contra orquestan y apoyan los sectores empresariales más conservadores tanto de derecha como de izquierda. A la vea tendrá que buscar, en todo tiempo, no perder su disciplina interna sin que ello implique ceder autonomía, porque un partido subordinado al Ejecutivo Federal, deja de ser un activo real, el mejor activo del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. sergiocastro6@yahoo.com.mx
Anexo1: Beltrones regreso de sus vacaciones, la carrera real por la presidencia comenzó.
Anexo2: La disputa entre el INEGI y el CONEVAL es más ideológica que técnica.

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