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Guerra del poder


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Guerra del poder

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Junio 06, 2016 01:15 hrs.
Política ›
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Se habla acerca de que una guerra sucia precedió las elecciones del pasado 5 de junio, cuando en realidad sólo dos partidos protagonizaron dicha contienda ilegal, pero sobre todo impune: PRI y PRD.
Ambos partidos hermanados no sólo por la desesperación de perder lo que se les diluye en las manos sino por la sistemática negativa de reconocer que no están haciendo las cosas bien.
La desesperación del PRD por ver perdido lo que desde el inicio de su gestión no pudo mantener, forzó a Mancera, a lanzar a la fuerza multiusos que encabeza Hiran Almeida Estrada para inhibir el voto en la ciudad de México, según testimonios en diferentes delegaciones y colonias del Distrito federal, sobre todo donde la población es proclive a morena.
así, ha testimonios policía detenido vehículos, personas, impidiendo el paso a transeúntes, incluso de grupos que con el pretexto de que no haya delitos electorales reprimían, hasta los golpes a jóvenes, sobre todo, contra quienes sin mediar palabras iba todo el salvajismo de que son capaces los uniformados del Gobierno del Distrito Federal.
’Sin violencia es lo que queremos’, dijo Mancera, cuando sus policías violentaban la elección en media ciudad de México.
El PRD soltó de madrugada propaganda de casa en casa, contra Morena y sus líderes; el PRI, por su parte amedrentaba con la inseguridad en las calles, no sólo en la capital sino en el resto de las entidades donde se llevarían a cabo las elecciones.
La intensidad de la guerra sucia subió de tono esta vez, la impunidad también, si en realidad se castiga este tipo de acciones se hubiera exterminado o, por lo menos disminuido. La guerra sucia proviene del gobierno, del partido en el poder. En el caso del PRD quiere conservar los pocos bastiones que el quedan en la Ciudad de México y en complicidad con el PRI-INE, alcanza la impunidad en cuanto a delitos electorales, que nunca se investigan ni castigan.
Por su parte el PRI, quiere mantener sus espacios que pudieran fortalecerlo en cada una de sus decisiones, pero los reveses son directamente proporcionales a la tardanza en dar resultados desde 1988. La historia lo cuenta con detalles, y quien demora la difusión de los resultados e inventa caídas del sistema es el PRI.
La guerra sucia no proviene de un partido que no esté en el poder, en primer lugar carece de recursos material y humanos para sostener una estrategia que pueda desgastar al contrincante.
La estructura de discreción no puede mantenerse sin una empleo y un salario de por medio. Pero la guerra sucia, desde el momento que proviene del poder cuenta con aliados importantes, que como parte de una estrategia juega para desactivar la intención del voto.
No es gratuito ni casual que cada vez que hay votaciones la selección mexicana de futbol juega un partido de futbol. Tampoco que se intensifique la inseguridad, o que se corran rumores sobre algún fenómeno natural, o sobre la invasión de los narcotraficantes en las calles, etc.
Esta fue la fórmula que el PRI evitó que la gente saliera a votar en ciudades como Orizaba, Córdoba, Río Blanco, Ciudad Mendoza, etc. La difusión se llevó a través de volantes, de llamadas, de mensajes de texto, hace de perifoneo.
La guerra sucia no puede tener otro origen que el poder, pero ocurre cuando éste tiene miedo de perder su dominio.
La guerra sucia tiene un solo origen y carias intenciones, si a esto le agregamos la impunidad sobre éstos hechos que nunca se investigan, pues encontramos elecciones sin credibilidad.

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