RODOLFO VILLARREAL RÍOS

FECHAS CIVICAS, PUENTES VACACIONALES Y OTROS DÍAS

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FECHAS CIVICAS, PUENTES VACACIONALES Y OTROS DÍAS

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Abril 18, 2015 08:05 hrs.
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Algunos comentan que conmemorar las fechas cívicas en el día exacto no tiene ninguna importancia, pertenece al pasado y ante los tiempos actuales en donde todo debe de “eficientarse,” eso huele a rancio. Sin embargo, quienes así opinan olvidan que en esta nuestra cultura, y en cualquier otra, las conmemoraciones cívicas y religiosas siempre han tenido un efecto aglutinador, aun cuando no podemos dejar de reconocer que en ocasiones las cosas fueron llevadas o se conducen hasta los extremos. Sobre esto comentaremos a continuación.
Hace alrededor de una semana, nos llamó la atención leer una nota en donde se indicaba que la diputada federal por el primer distrito de Chihuahua, Adriana Fuentes Téllez (PRI), proponía terminar con los llamados fines de semana largos con el “objetivo de fortalecer la productividad y la competitividad de la economía nacional.” La propuesta implica dejar atrás aquella medida que fuera implantada a partir de enero de 2006 cuando vivíamos inmersos en los días en que se comprobaba que “la reversa también es un cambio” (frase premonitoria y quizá la más afortunada que Francisco Labastida Ochoa haya pronunciado durante la campaña presidencial del año 2000). Tal vez algunos ya lo hayan olvidado, pero eran los días en los cuales el sinarquismo convertido en gobierno estaba dispuesto a terminar con todo lo que oliera a historia patria y para demostrarlo, desde el principio, decidieron botar de la casa presidencial la pintura con la imagen del estadista Benito Pablo Juárez García. Con ello, daban cumplimiento al viejo anhelo de Salvador Abascal Infante aquel fanático-sincero quien como líder de la Unión Nacional Sinarquista, en los años cuarenta, encabezara una horda de fanáticos que fueron a colocar una capucha sobre la cabeza de la efigie del oaxaqueño en el Hemiciclo erigido en su honor. También seguramente ya no tienen presente que al inicio del Siglo XXI, el escudo nacional, en específico el águila, fue cercenada por la mitad. Y como se trataba de “cambiar,” pues a algún genio de la comunicación de los muchos que servían a quien entonces (des)gobernaba, la foto oficial del presidente de la república se tomó con personas de diversas profesiones y condiciones físicas. Sí bien eso pudiera ser aceptable, hubo un detalle en el que no habíamos reparado. Un día charlando, enfrente de dicha fotografía, con un publirrelacionista estadounidense nos dijo: “¿Ya obsérvate bien esta fotografía?” Al responderle que sí, su réplica fue: “pues no lo has hecho con mucho cuidado, esta fotografía fue tomada en dos sesiones, una para el grupo y otra para el presidente de la republica cuya imagen esta superpuesta, observa la postura de las piernas de él.” Y efectivamente, aquello estaba “trucado,” era una más de las engañifas de quien se decía autentico aunque lo único que hacía era sembrar la semilla para llevar el país hacia el caos. Y eso pasaba por arrasar la identidad nacional.
Bajo el pretexto de que era necesario dejar de perder el tiempo y meter orden en las actividades de cada quien, el sinarquismo siempre pendiente de que la peonada no se distraiga de sus labores, pues nada mejor que trasladar la celebración de las fechas cívicas hacia el fin de semana más cercano. Y como somos muy dados a la fiesta y poco cuidadosos de ver lo que hay tras de sí, pues ahí va la mayoría, cual jibarito borinqueño, loca de contento a aplaudir medida tan “certera,” misma que acabaría con los improductivos “puentes vacacionales” y haría más fructíferos y felices a todos. Quienes entonces comentamos que detrás de ello había otros intereses fuimos calificados de anacrónicos.
Sin embargo, aquellos que nos criticaban no se percataron que tal medida era simplemente una copia de la que desde años atrás había sido adoptada en los Estados Unidos de América (EUA) en donde ahora sus ciudadanos ya ni siquiera saben lo que celebran cuando tienen días de asueto y eso sucede con personas de cualquier nivel educativo. Recordamos que hace cerca de un año, coincidimos en una reunión con un estadounidense ingeniero de profesión, hijo de un medico quien años atrás había obtenido el Premio Nobel de Medicina, cuyo nombre nos reservamos. En medio de la conversación salió a relucir el tema de las relaciones entre México y los EUA y de pronto al comentarle como habían cambiado las cosas hasta el punto de que en el pasado, cada 22 de febrero, había el llamado “puente libre,” en donde no era necesario exhibir documentos para cruzar a su país, nos preguntó: “¿Que se celebraba en esa fecha?” Al responderle que el natalicio del primer presidente de los EUA, George Washington, la faz del hombre adquirió tonalidades rojizas y se despidió de nosotros. Eso es exactamente lo que ha estado sucediendo en nuestro país, hoy ya nadie sabe lo que celebra, salvo que no tiene que ir a la escuela o al trabajo. Y cuando hacemos algún comentario al respecto, nos dicen que nada importa pues recordar las fechas cívicas en nada ayuda a mejorar las condiciones del país. Sin embargo, nuestra respuesta va más allá del simplismo.
Si bien, debemos de reconocer, en el pasado llegó a exagerarse al quemar demasiado incienso en torno a la festividad de tal o cual personaje o fecha, nadie podrá negar que fueran esas conmemoraciones cívicas las que sirvieron como lazo de unión en la integración del país. Y esto no es cosa menor ya que todos podemos percatarnos de como a lo largo del territorio nacional somos un mosaico de costumbres y orígenes étnicos que no necesariamente generan un ente único, pero que gracias a esos lazos de unión generados al enfatizarse una historia común, permitieron que la nación operara como tal, aun cuando los regionalismos siempre han estado ahí presentes. Sin embargo, al buscar desaparecer el significado de las fechas cívicas, lo que se busca en el largo plazo es la desintegración del país como hasta hoy lo conocemos. Y que no vengan a decirnos que exageramos ya que si estos “eficientistas” lo fueran tanto hubieran propuesto que, en ese mismo contexto, se realizaran cambios con fechas como el 10 de mayo, cualquier festejo religioso de pueblo, o bien con el 12 de diciembre, fecha esta última sobre la cual, ni los Hombres de la Reforma, ni los creadores del nuevo estado mexicano en los 1920s, tuvieron nada que opinar al respecto. Pero claro pudiera suceder que los “eficientistas” de ahora, para contradecir la propuesta de la diputada Fuentes Téllez, pudieran incorporarla como uno de los fines de semana largo y conmemorarla en la fecha más próxima al 12 de diciembre. Después de todo, ya tienen la excusa perfecta.
Hace unas semanas el ciudadano argentino, Jefe del Estado Vaticano, líder de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, el Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio Sivori, declaró que todos los males que aquejan a nuestro país se derivan del hecho de que la Virgen de Guadalupe había tenido la ocurrencia de revelársele, algo que molestó al “diablo,” al indígena Juan Diego en lo que hoy es el territorio mexicano, a lo cual agregamos, en el mismo sitio en donde los nativos mexicas acostumbraban adorar a la Diosa Madre, Tonantzin. Como una gran cantidad de mexicanos la venera, a lo cual acotamos, haciendo uso de su muy personal y respetable albedrío, pues el “diablo” no los perdona y por consiguiente castiga a esta nación con todos los males que sufre. Pensar que durante nuestra infancia, las catequistas señoritas Velasco, Trinidad e Irene, trataban inútilmente de convencernos que el diablo nos incitaba al mal y si caíamos en la tentación, el Altísimo nos habría de castigar. Como éramos demasiado “rejegos,” acabaron por expulsarnos del catecismo junto con nuestro amigo de la infancia, hoy ya extinto, José Ángel Rodríguez De La Torre, previa llamada a nuestras respectivas madres para que se llevaran de ahí a aquel par de infantes rebeldes. De acuerdo a la versión de estos nuestros días, aquellas damas estaban equivocadas. Sin embargo, quienes no estamos errados somos quienes afirmamos que sí tan inocuo fuera eso de no celebrar las festividades en el día exacto, desde hace mucho tiempo que entidades como las religiosas habrían optado por trasladar las festividades al fin de semana más próximo, lo cual no ha sucedido y no olvidemos que al menos una de dichas organizaciones cuenta con más de dos mil años de experiencia en el tema.
Ya lo hemos comentado en otras ocasiones, el motivo verdadero para transformar en fines de semana largo las festividades cívicas es la desintegración de la nación. Una entidad multicolor que fue aglutinada alrededor de una historia común y sí eso se pulveriza, lo mismo sucederá con la integración geográfica. Aun cuando algunos no quieran reconocerlo, en los tiempos que se viven los regionalismos están más exacerbados que nunca y de no existir elementos aglutinadores, el divisionismo puede llevarnos a situaciones nada deseadas. Por ello, debería de tomarse en consideración la propuesta de la diputada Adriana Fuentes Téllez y empezar por recuperar el significado de las fechas cívicas, aun cuando los “eficientistas” nos digan que esas son cosas arcaicas, mientras se relamen los bigotes haciendo cuentas de cuánto podría redituarles la pulverización geográfica del país. vimarisch53@hotmail.com
Añadido: ¿Qué tal sí exigimos que quienes ocupen cargos públicos vistan sayal y calcen huaraches, a la par que juran morar en un cuarto redondo alumbrándose con una vela y tomar diariamente, como alimento, un mendrugo de pan acompañado por medio vaso de agua durante el tiempo que duren en su encargo? Así, nadie habrá de acusarlos de vivir con excesos y los tartufos políticamente correctos podrán seguir presentándose como salvadores de la patria. RVR

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