Estamos viviendo el martirologio de la Iniciativa Privada como en tiempos en que el gobierno mostraba su cara más feroz practicando la represión a diestra y siniestra. Eran finales de los sesenta y bajo esa presión los grandes latifundistas del norte del país exigían sistemas de riego para sus tierras a cuenta del erario. Los políticos obedecían.
Los sindicatos de empresarios son los únicos gremios que pueden ser interlocutores del poder. Alzan la voz y los recibe el presidente de la República al día siguiente.
Los profesores disidentes apenas y son atendidos por el secretario de Gobernación, una vez que fueron desdeñados por el secretario de Educación.
Así, la inconformidad del sector empresarial por las manifestaciones del magisterio disidente va al alza. La Concamin anunció que detendrá la inversión industrial por 50 mil millones de pesos en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero. Desde hace tiempo que no invierten en esas entidades por la presencia del narcotráfico y su violencia.
La realidad es que esa inversión no había sido anunciada ni planeada, surge de la necesidad de una compensación económica del gobierno, acusado de no actuar de manera represiva contra los profesores.
Los miembros de la Concamín, junto con otros sindicatos de empresarios, hace tiempo que no invierten en esos estados, ahora resulta que detendrán sus proyectos, pero nadie les exige que exhiban esos planes inexistentes.
Pero los empresarios arman su cuento en busca de un subsidio que no lo tiene ni el campo mexicano a pesar de su condición de miseria, y se atreven a decir: ’Lo que se frenará son las inversiones industriales en esta zona lo que representará una disminución a la inversión de más de 50 mil millones de pesos y detendrá la creación de cuatro mil empleos en esta región en los próximos meses’.
Hace años que en esos estados no hay nuevas fuentes de trabajo. El empleo está detenido desde hace más de 15 años en los cuatro estados, de ahí que el narcotráfico tome la mano de obra joven para sus actividades, y si hubiera fuentes de trabajo tendría una remuneración de miseria que no vale la pena la contratación.
Pero los empresarios mexicanos llegan a extremos que siempre les ha funcionado con los regímenes priístas, exigieron a los tres niveles de gobierno la implementación de medidas que restablezcan el Estado de Derecho en el país, —como si ellos contribuyeran a su conformación—, para el buen desempeño de la industria y bienestar de los mexicanos.
Al mismo tiempo se erigen como el sector que sí cumple con las leyes al afirmar que ’es particularmente grave que haya personas que quieran condenar nuestro país a ser una nación dividida en dos velocidades, en dos tipos de estado: donde se cumple la ley y donde no. Donde hay un modelo educativo que trata de mejorar y donde se quieren mantener estructuras del siglo pasado. Donde se apuesta por luchar contra la pobreza desde el talento y la competitividad y donde no’.
Es decir que los empresarios se autodenominan expertos en educación y enemigos de la pobreza.
La mentira de los empresarios cae por su propio peso, luego de que afirman que la industria de lácteos ha perdido 300 millones de pesos, cuando el gobierno federal, en complicidad con empresarios, arrebató a una empresa la distribución de leche a Diconsa que cubre las exigencias internacionales de calidad por otra de amigos de un político que ni siquiera cubre mínimamente los estándares de calidad. Pero también afirman que la industria del cemento ha perdido 800 mil pesos diarios en esa zona, pero no ha habido construcciones desde hace mucho tiempo. Y, el colmo, aseguran los empresarios que en la manufactura eléctrica, los retrasos en entregas y cancelación de embarques generan pérdidas y elevan los costos, cuando acaban de aumentar las tarifas de luz, sobre todo para las empresas, sus viejos cómplices del PRI.
Y así siguen en el imaginario empresarial a reclamar supuestas pérdidas que nada tienen que ver con las acciones de protesta de los maestros, sino con la ineficiencia de los gobernantes. Incluso, los empresarios aseguran que hasta se han dejado de adquirir automóviles por culpa de los profesores de la CNTE.
En fin, los empresarios suman pérdidas como si el país mantuviera una constante de consumo de primer mundo.