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DESPEJAR

El PRI metió el acelerador para elegir a su nuevo dirigente nacional.

Misael Tamayo Núñez


El PRI metió el acelerador para elegir a su nuevo dirigente nacional.

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Julio 09, 2016 17:36 hrs.
Periodismo ›
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El PRI metió el acelerador para elegir a su nuevo dirigente nacional. Por dos motivos de peso, el tricolor debe apresurarse en este proceso, dado que de lo que resulte dependerán también los reacomodos en la administración pública federal.
Y es que entre los posibles nominados figura nada más y nada menos que Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación, así como el titular de la Sagarpa, José Calzada Rovirosa, y en un lejano tercer lugar el jefe de Hacienda, Luis Videgaray Caso.
Es alta la probabilidad de que sea Osorio Chong el agraciado para dirigir a las huestes tricolores. ¿Por qué? Porque trasladarlo al PRI es la única manera que tienen de sacarlo de la vorágine en la que metió la CNTE al gobierno federal, a causa de la reforma educativa. La otra opción es su renuncia, para desafanarlo del asunto, pero eso implicaría dejarlo también sin plataforma y sin proyección.
Y es que visto de manera consciente, Osorio Chong es el único miembro del equipo peñanietista que aún puede abanderar la candidatura a la Presidencia de la República, pues tras la matanza de Nochixtlán, el delfín del presidente se murió también, y ahora Aurelio Nuño Mayer es un cadáver político que ya no tiene ni voz ni voto en el sector educativo, y a quien el fantasma de los muertos en Oaxaca lo persigue por donde quiera que va, como sucedió en Guadalajara, donde los estudiantes universitarios no pararon de gritarle ’asesino, asesino, asesino’.
A su vez, por la devaluación sin precedente del peso frente al dólar, Luis Videgaray, el tesorero de la nación, ya está sepultado. Cada centavo que el peso pierde frente a la moneda del país vecino, es un puño más de tierra para Videgaray (por cierto, Nuño Mayer era de su equipo).
Además, dada la baja popularidad y las críticas que arrecian sobre Peña Nieto, estar cerca de él para quien aspira a sucederlo, es la muerte en tres tomos, sobre todo cuando faltan dos años para la elección presidencial.
De ahí la importancia de que Osorio Chong sea rescatado ahora, antes de que el problema del diálogo con la CNTE lo mate políticamente hablando, y se quede el PRI sin ninguna de sus fichas.
¿Por qué lo decimos? Porque mientras Osorio hizo un planteamiento concreto a los líderes del magisterio disidente, en el sentido de que la reforma educativa se vaya a un debate nacional muy responsable, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, dijo anteanoche que sí apoya el diálogo, pero siempre y cuando éste no incluya la exigencia de abrogar o modificar la reforma educativa ya consumada, ni su ley secundaria. Como podemos ver, son dos posturas diametralmente opuestas. Peña Nieto quiere que Osorio dialogue con la CNTE, pero sin comprometer la reforma educativa, porque tiene a los empresarios y a los panistas a sus espaldas, pujando para que la reforma no sea abrogada y ni siquiera sometida a revisión.
Sin embargo, esto parece imposible, dado el mal manejo del conflicto magisterial. O ceden, o la ira los alcanza. Nuevo León, por ejemplo, es el polvorín del norte, donde ni las amenazas de El Bronco detuvieron la salida a las calles de Monterrey, no sólo a los profesores, sino a los miembros de muchos sindicatos, abriendo un gran boquete en esa parte del país que aún no percibe lo que se juega en el sur.
Insistimos. La única salida de rescatar a Osorio Chong, es sacarlo del gobierno federal, lejos de los problemas, y cerca de las bases del partido.

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