Crónica Viernes Santo

Texto y fotos de José Arroyo Reyes

“Poncio Pilatos, Procónsul del Imperio de Galilea, juzgó y sentenció a muerte a Jesús el Nazareno, por hombre malo y sedicioso. Manda que sea crucificado, clavado de pies y manos, con unos agudos clavos, pendiente de una Cruz”.

En el día más trágico de la Semana Santa; Viernes Santo. Aquí en el pueblo mágico más auténtico y bello de México, desde muy temprano, a las seis de la mañana, se gestó la más grande injusticia jamás contada. En el Sanedrín o Tribunal judío, tuvo lugar el Sermón de la Flagelación y el Proceso de Cristo.

El cansancio y fatiga a estas alturas de la semana ya hace detrimento no solo en el estado físico de los penitentes, sino también en lo corporal de la gente en general. Al día de hoy, prácticamente seis días de actividad intensa y varias desveladas con sus respectivas malpasadas en la alimentación, sin embargo, la gente no se raja y decidió ir hasta el final de la conmemoración a pesar de que en algunas personas, las piernas ya no responden y las plantas de sus pies están hinchadas por tanto caminar y caminar.

Luego de una larga noche de peregrinación durante la Procesión de los Cristos, el trote, esfuerzo y estrés, tanto de la gente nativa de Taxco, los protagonistas, actores, organizadores y de muchos turistas, algunos tiran la toalla, pues la cruz es pesada.

Hoy por la mañana emergieron rollos de espinas abandonados en los callejones, probablemente algunos de los novicios penitentes “votaron la cruz” (rollo de espinas), no aguantaron el tormento, seguramente su fe y preparación previa no fue del todo misericordiosa o clemente con su propio espíritu, mente y físico; sucumbieron a la mera hora.

Pero vamos por partes. Durante toda la noche, aquí en la vieja capilla de san Nicolás de Tolentino, los “soldados romanos golpearon y azotaron al Señor Jesús atado a una columna dentro de una cárcel. Toda la noche se escuchó el sonido de las 30 monedas de plata con las que fue traicionado Jesús, el “Divino Preso”. Los taxqueños hicieron visita nocturnal al templo donde intercambiaron monedas circulante por monedas bendecidas “para que les vaya bien económicamente todo el año”.

A las once y media de la mañana, emprendió la procesión de “Las Tres Caídas” desde la capilla de san Nicolás hasta el Ex convento de San Bernardino de Siena, entre las calles de Hidalgo, plazuela de san Juan, calle de Cuauhtémoc, plaza Borda y calle Benito Juárez.

Esta fue sin duda la procesión más espinosa de la semana para los integrantes de las diferentes hermandades de penitentes; encruzados, flagelados y encorvados. Alrededor del mediodía, el sol en la cúspide era ardiente, los penitentes todos ellos descalzos ya no aguantaban el suplicio en la planta de sus pies, se les veía hinchados por lo ardiente de las calles empedradas cimentados de piedra de teyolote y de mármol blanco.

Con su “cruz a cuestas”, también algunos cargaron gruesos rollos de espinas de zarzamora de 40 kilos en forma de cruz y atados sus brazos con una líen de cabresto de caballo a cintura, brazos y boca para poder morder el dolor y sobre todo para aprender a amar a Dios sobre todas las cosas. Una hora les tomó para caminar una calle entre san Nicolás y la plazuela de san Juan, otra hora más para llegar al zócalo en donde el presbítero Osvaldo Gómez Sandoval, párroco de santa Prisca, hizo la reflexión a la población sobre el “Sermón de las Tres Caídas”.
Exhorto a los ahí asistentes a comportarse de una manera solidaria y bondadosa con los más pobres, con los que menos tienes, con los enfermos, pero además a saber respetar a las mujeres y a no enjuiciarlas de manera injusta de esta manera dijo, la vida será mas justa y menos difícil de llevar adelante hasta el final.

En algunos, o en algunas de los penitentes se notaba en los ojos y en el capirote mojado color negro lágrimas que resbalaban en los cubiertos rostros “el lamento y dolor era profundo, lo sentían en sus pechos agitados de donde emanaba sollozo. Fuero solamente cuatro calles que recorrieron descalzos, sin embargo, no sé yo, indudablemente se les hizo eterno.

Les basto solamente recorrer una calle para sentir el rigor del castigo. Para entonces los nazarenos también ya sudaban grandes gotas de sudor con exageración. El suplicio en pies era agotador, algunos ya no aguantaban el auto castigo y buscaban afanosos el zapato tenis de alguno de sus ayudantes para colocar sus pies sobre ellos. Por su parte los integrantes de la hermandad de las Ánimas del Purgatorio, todas ellas mujeres, de igual manera sudaba la gota gorda, sin embargo, adquirieron fortaleza y resistieron el tormento de medio día “insistentemente todo el trayecto entre san Nicolás y el Ex convento la oración fue más intensa y agitada, sus intención se elevaron al cielo y fue recibida con agrado la ofrenda, seguramente de parte del Carpintero de Nazaret.
En la plaza Borda, entretanto, el presbítero seguía con el mensaje de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús a los asistentes a través de un sonido local. Los ayudantes y dirigentes de las hermandades buscaron afanosamente alguna sombrita proporcionada por los añejos árboles de Laurel de la India. El remanso les cayó del cielo para darse un leve respiro; unos minutos bastaron para adquirir nuevos aires y luego continuar con el compromiso y promesa como penitentes hasta el final de la procesión que duró unas tres horas.
A su llegada al “Monte Calvario” o “cerro del Gólgota”, Jesús fue Crucificado por los “fariseos” taxqueños allá en el altar principal del Ex convento de san Bernardino de Sena. A las tres de la tarde Cristo expiró en la Cruz e inició la solemne acción litúrgica de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo, en todas las parroquias de Taxco. A las cinco de la tarde en santa Prisca se Adoro la Santa Cruz y se impartió la Sagrada Eucaristía a los fieles católicos, pero además los mas grandioso fue que se expuso una Reliquia autentica de la Cruz de Jesucristo “muchos de los ahí presentes al momento de ponerse de rodillas ante la Cruz, muchos de ellos derramaron lágrimas de emoción, entre ellos niños, jóvenes, señoras y señores y gente adulta.
Por la tarde también en el histórico templo del Ex convento de san Bernardino de Sena, a las cinco en punto inicio el Sermón del Descendimiento del Señor de la Cruz, para dar paso a la procesión del Santo Entierro, la cual recorrió la llamada “Vía Corta”. En esta procesión la hermandad del Santo Entierro, cargaron a cuestas una pesada urna del cristal con el cuerpo del Señor Jesús. Fue acompañado el Divino Cortejo Fúnebre con música de cámara, además de las imágenes de la Virgen de los Dolores y de San Miguel Arcángel, ambos ataviados de luto. El divino Acto fúnebre y con acompañantes, pudieron llegar sin contratiempo nuevamente hasta el templo de inicio.

Por la noche, alrededor de las once, en el ex convento tuvo lugar el rezo del Santo Rosario y el Sermón del Pésame a la Santísima Virgen de los Dolores. A la media noche, con mucho respeto y en silencio, la gente participó en la procesión solemne del Silencio, en honor a la Santísima Virgen de los Dolores. La procesión recorrió las calles principales de Juan Ruiz de Alarcón y de las Estacadas. Finalmente, toda la noche se veló y se acompañó a la Virgen de los Dolores en su sufrimiento y pena.
Mañana sábado por la conmemoración de la noche la Gran Vigilia Pascual, el día mas importante de todo el año, la noche en que Jesús Resucito de entre los muertos para salvar a la humanidad, claro los humanos que quieren.

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