Con mucho éxito se efectuó la procesión del Cristo de Xochula

José Arroyo Reyes

En este día de jueves Santo, aquí también en Taxco se efectuó una peculiar, desconocida, rara o diferente procesión que no está incluido dentro de la lista en el programa en las 10 principales o solemnes procesiones en Taxco. Es la procesión de los camiones de volteo, motonetas y bicicleta para acompañar el traslado del Cristo de la comunidad de Xochula a Taxco, son aproximadamente 20 kilómetros.

El éxodo de los taxqueños rumbó al pueblo de Xochula inicia muy de temprano, pues la gente, principalmente de jóvenes, caminan por veredas y atajos de difícil acceso por el monte, cruzando acueductos y las ex haciendas mineras del municipio de Taxco, Atlishuaya y Atlistac y Xochula. Alrededor de las nueve 30 de la mañana la mayoría de los peregrinos ya estaban listos para participar de la misa que tradicionalmente se celebra por el acontecimiento o por el viaje de la sublime imagen tallada en madera a Taxco.


Al término del rito litúrgico, se dio el arranque del inicio de la procesión; todos los asistentes, entre ellos niños, jóvenes y adultos corrieron y treparon en los más de 47 camiones de volteo estacionados para viajar como “sardinas” a Taxco, Según los organizadores, en cada uno viajan más o menos 100 gentes y se calculó el gentío este año es de no menos de cinco mil peregrinos.


El viaje que duro un poco más de una hora y media, pues los camiones tienen que caminar muy despacio ante el serio peligro de que alguno de los muchachos se puedan caer; pues ya sabe usted amable lector el furor e inquietud de los chavos y chavas de hoy. El trayecto para muchos de los viajeros se tornó en una delicia y para otros en suplicio. Para los primeros en un deleite, según narran algunos de los “peregrinos” al reportero, pues aseguró que es motivo de mucho desmadre, alegría y muchos tente táctil entre ellos, así como se viaja en el metro de la ciudad de México “la agarradera arriba en la caja de los camiones se pone padre”, dijo un cínico transeúnte entrevistado.


El suplicio, penitencia o manda es importante solo para aquellos que participan con mucha fe, pues el viaje fue es difícil, cansado, doloroso pero reconfortante para el espíritu. Todos, absolutamente todos los que viajan en la caja metálica de los enormes y pesados camiones de volteo materialistas venidos de los municipios aledaños a Taxco, son en manda igual para los dueños. Es casi medio día y el entorno arriba de los camiones se convierte en un horno, pues los peregrinos tuvieron que soportar los rayos del sol a alta temperatura por más de una hora y media de camino sin agua y sin cheves. Años atrás ya ha habido muchos desmayos por insolación.


La verdad es un espectáculo digno de vivir y ver este desfile, manifestación, romería, peregrinación o columna de vehículos por la carretera federal Taxco- Iguala y dentro de las estrechas calles empedradas de Taxco. Al arribar Al “pueblo mágico”, los lugareños también como manda, les empiezan obsequiar y a arrojar bolsas de agua para alivianar la sed, desde las terrazas y azoteas, los caritativos taxqueños les echan cubetas de agua hasta bañarlos en su totalidad para reanimarlos y refrescarlos en la espinosa caminata y sofocación.


Algunos de estos peregrinos luego de pagar esta manda han enfermando de gravedad producto de la asoleada y de la mojada con agua fría, sin embargo, cuentan al final del viaje que por nada en el mundo dejaran de participar cada año; muchos de ellos o ellas, definitivamente renuncian nuevamente a participar de la romería, pues dijeron que “es bien pesada” sin embargo la experiencia y conocimiento único “es buena”.


Finalmente los organizadores entregaron la enorme imagen del Cristo de Xochula en el atrio del Señor de la Santa Veracruz en donde ya le aguardaban unas 20 imágenes, de las más de 60 que participaron en la Procesión de los Cristos por la noche, entre estas imágenes, se encontraba ya los cristos de la Buena Muerte de Tehuilotepec, El Sirvo de Dios, Poder de Dios, Landa, Zacatecolotla, Chavarrieta, Ojeda, Pilita, Huixteco, entre otros que iban llegando poco a poco en caravanas de autos a la “convención” anual de Cristos en Taxco.