Aplicación de la ley o represión

La lucha por la candidatura del PRI a la Presidencia de la República parece basarse sólo en mantener un mayor número de declaraciones estridentes, aunque se falte a la verdad, a la lógica y a las leyes.
Ahí está Aurelio Nuño hablando ante los legisladores sobre temas que desconoce evidentemente y ahora es el secretario de Gobernación, quien, sin querer, descubre el verdadero rostro represivo de la actual administración, práctica con la cual coincide, en lugar de crear su diferencia personal y buscar un lugar propio en el espacio político.
Pero habla de lo mismo, con los mismos objetivos y las mismas palabras.
Miguel Ángel Osorio Chong, creado en la cultura de los buenos y los malos, en un maniqueísmo donde el que no es amigo es enemigo y el que no está conmigo está contra mí, dijo que el gobierno federal seguirá el camino del diálogo, pero nunca aclaró qué tipo de diálogo porque hasta el momento el diálogo lo ha roto la parte del gobierno en todas las mesas de negociación no sólo de los profesores disidentes a la reforma educativa sino en todos los movimientos sociales de inconformidad política que cada día son más en México.
Pero más allá de desconocer que el diálogo prácticamente no existe por culpa de sus propios empleados, advirtió que si es necesario se recurrirá al uso de la fuerza pública para devolver la libertad y tranquilidad a las entidades y sus habitantes. De nuevo se refiere aquí a los estados más pobres del país, a los que ha tenido en el olvido todo gobierno priísta y panista.
Así, denominó violentos a todos aquellos que no están de acuerdo con la provocación social y la violenta reforma educativa: ’Quiero dejarlo claro: no es un gobierno que se eche para atrás. Si es un gobierno que va a actuar, sin lugar a dudas, contra quien está violentando, está atrapando a la sociedad y no lo deja que pueda ser libre y realizar plenamente su vida. Si hay que aplicar la ley lo verán, no tengan la menor duda; pero la opción siempre será el diálogo, construir acuerdos’.
Es decir, la represión ahora es sinónimo de aplicación de la ley. En un discurso que debe alarmar a todos los mexicanos. Así como de pronto, la reforma educativa se convirtió en una simple evaluación.
Ahora la reducción de labores se centra en dejar todo en manos de los granaderos para seguir imponiendo las disposiciones de los bancos extranjeros en materia de educación.
Resulta por demás absurdo que el modelo educativo, que representa un verdadero retroceso al esquema de las escuelas Montesori, se someta a votación en el interior del país, pero la reforma que prohija una serie de medidas que incumben a todos los mexicanos, entre ellas ese sistema pedagógico, no se haya sometido siquiera a una votación interna dentro de los partidos políticos, cuyos líderes solícitos fueron a signar en favor de la armonía del país.
Pero vean ahora la ’armonía social’ que existe gracias al Pacto por México.
El país pareciera estar en guerra, todo por la culpa de los violentos como los denomina el encargado del dialogo interno del país.
Una acusación de esta dimensión en palabras del responsable de la política interna es prácticamente una declaración de guerra entre gobernantes y gobernados.
Entre las atribuciones del secretario de Gobernación está reducir al mínimo las diferencias, de toda índole, entre los mexicanos no como ahora lo hace al azuzar a unos contra otros. Sobre todo después de que los empresarios retoman la bandera del uso de la de la fuerza en nombre de la aplicación de la ley, como sinónimos de un mismo interés.
Porque precisamente habló ante ellos, quienes pueden subsidiarle una precampaña y luego una campaña decorosa, en el evento Era Familiar Princess rechazó un supuesto acuerdo ’en lo oscurito’ con la CNTE en las mesas de diálogo con la dirigencia de este gremio y se comprometió a transparentar los acuerdos a los que lleguen para evitar sospechas.
Así, desde ahora se vislumbran dos tipos de mexicanos entre la clase política, sobre todo dentro del PRI, los que pueden subsidiar las campañas y los que deben votar por su partido.
Los demás, que son la gran mayoría no son importantes. Para ellos no se gobierna. Son los violentos de la película.
Más de un presidenciable debe leer el instructivo donde aparecen sus atribuciones en el cargo. Ahí podrán darse cuenta de que su discurso y su tarea están equivocados.