Adormecedor

Camina cabizbajo y pesaroso, unas garras de pantufla...
Mientras el aire sopla y sopla como en el cuento del lobo y los tres cohinitos... pero aquí no hay lobo o quizás sí; habría que preguntarle a Doña Refugio ( Un par de piernas de tentación para esas bocas sedientas de carne, una rabadilla de caldo de pollo, una trompa de hipopótamo (No por la forma sino porque ¡ha! como parlotea la Doña) Una espalda de albañil a media semana; cansada, cansada por los bultos de cemento, una barriga de brincolin, (Eso ya les queda de tarea) y algo así, una mujerona en todo el sentido de la palabra: entregada al hogar, al amor de su señor marido.(Ja) Eso, eso es Doña Refugio) Ella bien nos podría decir si hay lobo o no. Ella da unos paseos matutinos recomendados por el doctor Fraile cansado de la Cabaña. Un portento de hombre. ¡Má que cosas! Cuando camina por la plaza empedrada, sus pasos parecen sacar brillo a cada piedra acariciada por la suela de sus zapatos, una falta de oxigeno en el pecho de los ojos que se posan en él y más aun si voltea y con una esbozada sonrisa te da los buenos días; ¡Ah! Lindas son las mañanas de pueblo donde los cabellos de Fraile cansado de la Cabaña, se alborotan y se confunden con los primeros rayos de sol, las féminas están en constante primavera...
-Flor del Campo, qué haces mirando seme-jante cosa, anda, a la casa niña...
_ Chale ni aguanta nada mi jefa...
Se escucha el freno de...